martes, 31 de mayo de 2011

Facebook "Pero tío, ¿dónde te metes?"

Me acaba de venir a la cabeza los mensajes de Facebook  tipo “pero tío, ¿dónde te metes? Da señales de vida…”, no puedo explicar hasta el final cuanto me toca eso los cojones. "¿A ti qué coño te importa?", pienso siempre. Sí, trabajamos juntos y me caíste bien pero no sé a cuento de que viene eso, en serio, no lo sé. Si quieres algo dímelo, si te apetece quedar conmigo por algo, o sencillamente para verme, llámame, pero no entiendo esa mierda de “da señales de vida desaparecido”. ¿Cuál es el objetivo de eso? ¿Tenerme fichado? ¿Qué quieres que te diga, “uhh, que tiempos, yo aquí ando, buscando trabajo, que esta el tema muy mal...”? Yo paso de esas mierdas, es que no comprendo a cuento de que vienen. Me parecen una puta apología a la normalidad, a ser un hombre masa, al querer convencerse de que uno lleva una vida con sentido, es un querer cumplir el desagradable mandato social actual de “vida social activa” que por supuesto nada tiene que ver con relaciones genuinas con un mínimo de sentido. Madre mía, es que eso lo llevo fatal, me supera, no lo entiendo. Claro que, también es verdad que no todo el mundo es así, solo algunos (generalmente mujeres, por cierto), pero no veo que nadie diga nada.


viernes, 27 de mayo de 2011

La idea de soledad

Esta mañana, sin ir más lejos ni buscar en otro momento lo que sucede ahora, me siento así, me siento culpable por estar solo. Siento vergüenza por la soledad. Y ese sentimiento es tan grande que cualquier sentimiento de soledad auténtico, al que en teoría se teme, no es nada a su lado. La idea está por encima de la realidad. La idea es la realidad.

martes, 10 de mayo de 2011

La dificultad de ser sincero

Me acabo de dar cuenta que me resulta casi imposible ser sincero. Siempre que pienso en mi vida la coloreo, lo hago sin darme cuenta. Cuando me expreso lo hago a través de un filtro, el filtro social. Me pasa tanto con gente como estando solo. No es que escoja ponerme una masacra ni ir de nada, de hecho intento ser sincero, pero sencillamente no me sale, como si no estuviese preparado para serlo. No se, hay ciertas cosas que sencillamente parecen no poder salir, aunque uno lo intente. Aún cuando creo que estoy expresando las cosas tal cual las pienso no es así para nada. Estoy a años luz de expresar las cosas tal cual las siento.

Tampoco me tortura no serlo, de hecho me ha resultado agradable darme cuenta de ello, gracioso incluso. Mejor darse cuenta de nuestros males que vivir en la ignorancia (¿es mejor?). Por algo se empieza. 

sábado, 7 de mayo de 2011

Sinceridad y falsas amistades

Esta es una historia personal respecto a la amistad. Estoy en un momento difícil en lo que amistad se refiere,  me he dado cuenta que los amigos que he tenido siempre no han sido amigos de verdad. En cierta manera siempre lo supe, pero me costaba reconocerlo y no me decidía a actuar en consecuencia. Un amigo es alguien que te conoce y respeta esa forma de ser, sino no es tú amigo. Aún más, una persona que es un aliado, que te ayuda a crecer. Nunca sentí eso con ellos. Hace un año rompí definitivamente con ellos (¿Por fin?) y eso me provoca varios sentimientos: culpa, alivio, descanso, miedo a la  idea de soledad (a ser un tío raro sin amigos)... No sabría decir si también soledad, que no es lo mismo que la idea de soledad, pues se puede estar muy solo estando acompañado, supongo que ese era mi caso. No solo estaba solo sino que sentía la presión de tener que hacer como si no.

Como digo, hace más o menos un año que corté la relación con casi todos mis supuestos amigos, desde gente de la universidad hasta mis "amigos de toda la vida del barrio", que a algunos los conozco desde hace casi veinte años. Me vi en ciertas situaciones, y rodeado de cierta gente, donde solo podía pensar "¿Pero qué está pasando aquí?". Necesitaba un cambio, no podía más. Todo me parecía una mentira, y lo era. Mis amigos de siempre son los que más me ha costado dejar, no porque dudase de que no teníamos ya nada que aportarnos (si es que alguna vez lo tuvimos) sino por la  enorme culpa que me genera romper esa etiqueta de "amigos e toda la vida". Vivimos en un mundo de imágenes y etiquetas, y algunas se hacen fuertes (o las hacemos fuertes).

Quiero hablar en esta entrada sobre estos amigos de siempre, particularmente de uno. Básicamente eramos cuatro o cinco "amigos de toda la vida", también nos acompañaban algunos otros que, por temporadas, iban y venían, pero no se podían considerar del grupo. Siempre he tenido esa sensación, unas veces más fuertes que otras, de que eso no tenía sentido, que era una mentira que se tenía que acabar.  El problema era que no me sentía libre para ser yo mismo, de hecho parecía que les molestase que me expresase. Estaba cohibido y eso no es una buena base sobre la que desarrollar una amistad. Otro problema era la propia naturaleza del grupo, no nos juntamos por tener cosas en común ni por compartir un respeto mutuo, más bien fue por un sobrevivir  a la adolescencia, en la que estar solo asusta. Y eso no es buen soporte sobre el que construir ninguna relación. No veo necesariamente mal tener aliados para sobrellevar la adolescencia,  sin que sean verdaderos amigos, quizás mejor eso que nada, el problema es cuando se disfraza eso de auténtica amistad (en vez de ser francos y reconocer las cosas tal cual son) o cuando se estira demasiado el chicle (y te ves a una cierta edad pensando "¿Por qué estoy con esta gente?") . Parece que existe una ley no escrita a partir de la cual cuanto más tiempo pasas con una persona más se estrechan los lazos y no digamos ya si los conociste en la infancia. También pasamos buenos ratos, todo hay que decirlo, nos reíamos bastante, sobretodo al principio, he de reconocer que si algo hecho de menos eran las risas que nos echábamos. Pero, en general, la cosa no era sostenible. La amistad no son solo unas risas.

Sin embargo, hasta hace un año, nunca tomé esa decisión, quizás por vergüenza (de reconocer que se había estado viviendo una farsa) o por miedo (a la soledad, a la reprimenda de mis amigos, a ser "mala persona",...). Fue un efecto bola de nieve. Ahí es donde yo pienso que cometí un error por no cortar las cosas en su momento, y claro, el tema se fue complicando. La verdad, no se bien como enfocar ese haberlo dejado pasar ¿Les pido perdón por "engañarles" manteniendo algo que para mí no tenía sentido? Pero, ¿ no me hacían sentir cohibidos ellos también? ¿Me torturo por este imperdonable error? ¿Es productivo torturarme? ¿Lo dejo estar pues en ese momento no tenía la capacidad emocional para tomar aquellas decisiones? ¿Dejo de preocuparme pues esa situación fue causada por la presión social a no estar solo y a ser una "buena persona que no deja de lado a sus amigos de siempre"? Sentía que si seguía con ellos estaba actuando mal, si los dejaba también.

Siempre pensé que había una opción que era la mejor, la más noble: ser totalmente sincero con ellos. Siempre he pensado que eso es lo mejor y, en cierta manera, lo sigo pensando pero ¿y si uno, siendo sincero, se está fustigando sin darse cuenta y eso lo usan tus "amigos" en tú contra? Actuar con sinceridad no impide que seamos ingenuos (dando una errónea descripción de nosotros mismos y de la situación ) y que usen esa sinceridad, en mi caso muy acompañada de vulnerabilidad, contra uno. Alguna vez llegué a ser sincero con ellos, no hace demasiado tiempo, algo antes de cortar definitivamente, y la respuesta no fue nada agradable.

 Una de esas veces fue con el que más conflicto he tenido, sin duda el más  rebuscado y manipulador del grupo. El resto tampoco era mala gente. El problema de está persona era que al mismo tiempo era muy amable y siempre estaba dispuesto a ayudarte y escucharte, lo cual me generaba sentimientos de confusión. Pensaba "¿cómo voy a pensar mal de él con lo atento que es?, además, es mi amigo de toda la vida". Y su atención y preocupación  parecían muy auténticas, en realidad pienso que en cierta manera lo eran . Mensajes muy contradictorios, la verdad. Una de esas personas complicadas que uno nunca llega a conocer y de la que te esperarías cualquier cosa. Bueno, pues le llamé un día y quedé específicamente para hablar del tema, de nuestro conflicto, o al menos de mi conflicto con él. Le dije que no me sentía cómodo con él, que  había tenido actitudes y sentimientos impropias de un amigo y hecho putadas que nunca reconoció, y de las que nunca se arrepintió (como intentar alejar de mí a una chica que me gustaba o forzarme a hacer cosas que él sabía no me gustaban, como a entrar a chicas cuando no estaba de buen ánimo) . Estaba nerviosismo cuando le dije todo eso, para mí arrancarme el corazón y entregárselo. La cuestión es que no estaba a gusto y me sinceré.

La verdad es que ese se momento me valía con que reconociese humildemente lo que hizo, tampoco quería que me suplicase perdón ni nada de eso. Pero el muy cabrón me dio la vuelta a la tortilla, y una de las cosas que me dijo fue "pero siempre va a ver gente que te vaya a hacer putadas, el problema es que tienes que hacerte fuerte, tienes que saber defenderte". Eso me dijo, os lo juro. Un "amigo de toda la vida" me dijo eso. Como si a alguien, ya ni siquiera hace falta que sea tú amigo o conocido, le dices "oye tío, me has dado un puñetazo", y te responde "el problema es tuyo, que no has sabido esquivarlo".

He de reconocer que me hubiese esperado incluso algo peor como "¿qué yo te hecho qué?". Al menos reconoció las cosas que hizo, aunque no se que es peor, la verdad. Ahora que lo pienso, fui muy ingenuo al pensar que ese sincerarme iba a llegar a algún lado, de hecho, me quedé tan confuso y extrañado que no corté ahí la amistad (era demasiado surrealista para mí), aunque fue una de las cosas que, al pensarlas con el tiempo, me hizo tomar la decisión definitivamnete.

Escribiendo esto me pregunto como aún me queda culpa, pues aún me queda, por haberle "traicionado" al dejarle ¿Significará esta culpa que estoy haciendo algo malo yo también? ¿Al no haberle cortado en su día me convertí en su cómplice? Siempre he tenido esa extraña sensación de ser su cómplice ¿Será que me cuesta reconocer que he sido un tonto durante tanto tiempo? A veces pienso que los sentimientos van por detrás de la razón, que aunque pensemos que hemos hecho lo correcto la emoción tarda en desaparecer

No sé, a veces uno ve tan absurdo ciertas cosas que no sabe si sencillamente dejarlas sin dar explicaciones. Realmente dudo mucho que haya que dar explicaciones a gente que no lo va entender o, peor aún, que va a usar tu vulnerabilidad en tu contra. Aunque sean "amigos de toda la vida". Malditas etiquetas.

La cuestión es que ya corté eso, pero ahora tengo un enorme sentimiento de culpa, supongo que en parte esa culpa fue la que me ató a ellos tanto tiempo. Al final les dejé dando medias explicaciones, excepto al más cabrón  y manipulador, del que he hablado y que en realidad es para darle de comer aparte, al que, aparte de lo que he contado, no le di ninguna, por considerar que no las merecía. Después de un año aún es algo que no tengo superado, y no esperaba menos, ya intuía que esto iba a ser duro. ¿Tendría por qué serlo? Soy muy de "la amistad es muy importante", y creo por eso me la han dado con queso. Cuando alguien me dice algo como "bueno tranquilo, los amigos vienen y van" me quedo pasmado.  ¿Cómo lo podrán verlo de esa manera tan sencilla? ¿Es eso algo bueno? Aún me quedan lagunas, cosas que no comprendo sobre nuestra amistad, sobre si hice bien o no, sobre que es lo correcto hacer en estos casos. Considero que tomé la opción correcta, al menos en el fondo (en las formas tengo más dudas), pero se me hace difícil, noto que es un asunto aún sin finiquitar. No tengo esa sensación de haber pasado página. Y la necesito.