sábado, 17 de marzo de 2012

Es que no me apetece salir

Es Sábado por la noche y toda la gente del hostal en el que vivo está lista para salir a tomar unas copas, eso me genera presión, un pensamiento me asalta y dice "deberías salir, eres un chico de treinta años en Londres y es lo que toca, ¿acaso quieres ser un tipo raro?". Pero no me apetece nada. Nada. Buf, salir..., escuchar la música cutre de ahora y relacionarme con gente con la que a buen seguro no va a surgir una conversación que me interese. Si saliese sería un ceder al mandato de la diversión, sería cumplir con el protocolo. La única forma de que saliese sin sonrojarme sería engañándome, cayendo en la ilusión de que eso tiene algún sentido. ¿Por qué sale la gente? ¿Qué buscan? ¿Diversión? Yo no veo que se diviertan. Realmente no lo entiendo.

lunes, 12 de marzo de 2012

De muy mala hostia

Hoy estoy de muy mala hostia, tengo una enorme rabia dentro. Estoy de mala hostia por tener que hacer el paripé un día sí y otro también, o quizás, y aún peor, por hacerlo sin necesidad. En serio, soy un pringado, un tonto. No solo sufro la mentira y la corrumpción del día a día sino que encima me la creo, llego incluso a ilusionarme, a creer que mi vida está bien. Ilusionarse en el sufrimiento más absurdo, ¡qué puto desastre!

Sé que esta mala hostia es lo mejor que tengo en este momento, la alternativa es sufrirla en silencio, sufrir ( o ilusionarse) sin tener conciencia del tormento interno. Nada sería más estúpido que reprimirla.

No me apetece explicar que me llena de rabia, cuando uno está realmente cabreado no quiere dar explicaciones, solo quiere expresarse. Después ya pondremos orden a este torbellino. Solo diré que la estupidez me mata. ¿Qué estupidez? Coño, echar un vistazo a cualquier cosa y la veréis. Está por todos lados.