viernes, 27 de abril de 2012

Interesarse por nuestras miserias

Somos un torbellino de emociones. Hasta la persona con la vida más rutinaria podría sentir en profundidad si realmente expresase esa misma rutina de su día a día. Sus emociones no han desaparecido, están latentes. Las emociones, hasta que no son sentidas y agotadas, nunca desaparecen. Lo interesante de una vida tremendamente aburrida y banal es precisamente eso, lo aburrida que es. Y es interesante porque eso es lo que es y no otra cosa. ¿Qué otra cosa le puede interesar al aburrido que su propio aburrimiento?, ¿qué otra cosa le puede interesar a el atormentado que su propio tormento? No te puede interesar más que aquello que vives, pues no hay más. Hay que interesarse por nuestras miserias, mirarlas con curiosidad y asombro. Sentirlas y pensar "¡por dios, qué mísero soy!". ¿Qué podemos hacer si no vomitar nuestras verdades y quedarnos atónitos ante ellas? Expresar y objetivar todo hasta que se convierta en algo interesante. Interesarnos por nosotros mismos. En ese aspecto, no existe una vida carente de sentido. La existencia más absurda comienza a ser interesante cuando uno se hace consciente de su propio absurdo y se interesa por él. Expresar y objetivar lo que nos ocurre en cada momento, sin dejarnos nada. Es un continuo, nunca se llega a ningún lado en el sentido de una meta premeditada, sin embargo, vamos comprendiendo deshaciendo nuestras angustias. Movilizamos emociones, fluimos. No se llega a ningún lado ( porque tampoco hay sitio a donde llegar) pero hacemos lo único que podría tener sentido: Interesarnos por lo que somos dejando así de ser presa de la inconsciencia y de nuestros propios bloqueos emocionales. Nos interesan nuestros miedos y angustias. Nos interesan nuestros complejos. Por mero interés nos atrevemos incluso a mirar cosas de nosotros mismos nos aterran.

martes, 24 de abril de 2012

Me jode

Me jode está puta tensión interna, el no expresarse. Me jode sentirme acribillado por pesados, que la gente me moleste con su estupidez. Me joden los psicólogos de pacotilla que creen saber algo por tener un mísero título. Me jode que la gente se trague su cuento. Me joden los posmodernistas y la gente 2.0. Me jode el “rollo skater”. Me jode no sentirme ligero y llevar esta carga de presiones. Me jode no poder ir a lo mío. Me joden los pesados, la gente que hurga en tu vida. Me joden los desconocidos que te piden explicaciones. Me jode la gente que es irresponsable sin necesidad. Y me jode que eso me salpique. Me jode que la gente no entienda las cosas elementales de la vida. Me jode que la gente viva en la mentira, que se relacione con gente como ella y que juntos alimenten su farsa. Me joden los buenrrollistas. Me jode el mandato a la diversión. Me jode no poder cabrearme a gusto. Me jode no poder decirle a una chica que me encantaría follar con ella. Me jode la música comercial actual. Me joden los encorbatados ansiosos y estúpidos. Me jode que el mercado laboral sea inflexible e irracional. Me jode la gente cobarde. Me jode que el público se degrade idealizando al artista. Me jode la publicidad. Me jode que la gente no se exprese. Me joden los gafapastas, se creen que saben más que nadie y no saben una puta mierda. Me jode el manual de psiquiatria DSM-IV. Me jode que la gente no piense por ella misma y ceda su autoridad moral a un estúpido. Me joden las terapias alternativas, el new age y demás charlatanerías. Me jode la gente que manipula a los demás. Me jode la estupidez.

martes, 17 de abril de 2012

La importancia de las relaciones sociales

Hoy me ha venido algo a la cabeza que nunca había pensado, al menos no de esta manera: La importancia de las relaciones sociales. Se me ha hecho evidente que es un aspecto fundamental en la vida. Eso me hace plantearme varias preguntas: ¿Cómo relacionarse correctamente?, ¿qué es una relación sana?, ¿para qué nos relacionamos? Creo que relacionarse adecuadamente es algo de extrema importancia. Una relación sana y productiva quizás sea de las cosas más valiosas que uno pueda vivir en este mundo. También es verdad que una insana puede ser de las cosas más terribles. Para bien o para mal son de enorme importancia. Me pregunto si acaso no deberíamos plantearnos seriamente este asunto: ¿Cómo relacionarnos? Porque claro, es evidente que no se trata de una cuestión de cantidad...

lunes, 9 de abril de 2012

Mal mundo para sufrir

Este mundo no está hecho para pasarlo mal. Aquellos que sufren o han sufrido no van a encontrar comprensión en esta sociedad, ¿cómo iban a encontrarla si es la misma sociedad la que les ha dañado? Pedimos ayuda a quienes nos dañan, porque no ha nadie más.

Aquellos que han conocido el sufrimiento y quieren recomponerse no lo van a tener fácil. En todos lados les dirán que no tienen problemas o que los que tienen son otros. La única solución es ignorar a la gente, pues, salvo algún extraviado, nadie deseará nuestro bien sinceramente ni tendrá la capacidad de aportar algo. Y la familia y los amigos, etiquetas sociales por excelencia, están basadas más en el miedo que en el amor.

Pocos están a la altura de acompañar dignamente a otro ser humano en su sufrimiento. Esa incapacidad es el espejo de nuestra miseria. El sufrimiento ajeno exteriorizado nos aterra, porque refleja el nuestro, oculto. Nuestro amor no da la talla.

domingo, 8 de abril de 2012

Fan de Cándida y de Forrest Gump

Soy fan de Cándida y de Forrest Gump. La primera es treméndamente ingénua y el segundo,además de ingenuo, tiene una deficiencia intelectual, pero ambos son gente de verdad, gente que no ha perdido la chispa de la vida.

No los admiro por pena, nada de eso. Los admiro honestamente. Los admiro por ser personas sinceras y genuinas, personas sin complejos que, si te detienes a mirarlas, te van a hacer sonreir. Pero, sobre todo, los admiro por ser personas sin miedo. Y no una falta de miedo estúpida e irresponsable sino una apoyada en lo más esencial del ser humano, apoyada en el amor a la vida, en la ausencia de corrupción. Cándida es capaz de meterse en un poblado de gitanos a recuperar la televisión que su hijo yonki le ha vendido para comprarse la droga. Forrest Gump vuelve sin dudar a una zona donde no paran de caer bombas vietnamitas para rescatar a su buen amigo Buba.

Podemos pensar que no saben donde se meten, y es cierto, pero, aunque lo supiesen, lo harían igual. Cándida no comprende la injusticia, y por ello no la tolera, Forrest Gump no puede dejar a un amigo en la estacada, y por eso no lo hace. No son conscientes de su amor y valentía.