Uno tiene
su realidad emocional, sus sentimientos en curso que en ese momento son lo más
importante para él y a partir de los cuales y para los cuales debe movilizar
sus energías. De hecho, considero que la movilización de los sentimientos en curso, en el sentido de atender y dar salida a nuestros sentimientos y necesidades, es algo que sucede de una manera natural, sin ser forzado. Pero si uno está
rodeado de gente ajena o incluso contraria a sus sentimientos en curso,
especialmente si son gente que uno cree cercana, como familia o "amigos", se genera confusión. Algo no cuadra. ¿Qué sentido puede tener una relación si no se tienen en cuenta los auténticos sentimientos de las partes?
domingo, 9 de diciembre de 2012
Necesidades y relaciones
martes, 23 de octubre de 2012
Vergüenza por querer curarse
Desde que era muy pequeño hasta día de hoy, a mis treinta y un años, he tenido una herida emocional profunda. Recuerdo vivamente mis peleas a los seis años en el patio del colegio. Estaba lleno de rabia, lleno de dolor. Me peleaba a menudo. Al menos desde esa época siento ese dolor, aunque podría ser anterior. Me resulta difícil acordarme. No sabría explicar el motivo de esa herida pero sí sé que lo que más me dolía, y aún me duele, es que se rieran de mí o que sintiesen lástima. La mínima burla me hacía un daño desproporcionado.
Y siento que ese dolor es el mismo que tengo ahora, creo que sencillamente es un problema que nunca resolví. Creo que la mayoría de las personas se olvidan de las heridas que arrastran, pues nadie habla de ellas. Sacar nuestro dolor se hace muy difícil si nadie más lo hace. Hace un rato he pensado algo que es lo que me ha motivado escribir esta entrada: siento vergüenza por querer curarme. Para mí nada puede tener más sentido que trabajar sobre esa herida, expresar mi dolor e intentar comprenderlo, pues, mientras no lo haga, todo lo que haga se verá afectado por ese dolor y estará, de una u otra forma, corrompido. Sin embargo, no siento que el ambiente, empezando por mi familia, sea empático al respecto, al contrario, lo que veo es una tendencia general a la evasión, a llevar una vida "normal" y a no pensar demasiado en ciertas cosas. Y eso me provoca la vergüenza de querer curarme, me siento como un alien por querer hacer lo que necesito.
Te dicen que estudies para "ser alguien", que trabajes duro, que el esfuerzo dignifica, que te vayas de vacaciones, que salgas y te diviertas, que viajes, que te cases, etc. Pero a mí, eso no solo no me dice nada sino que me agobia, pues además se plantea como un mandato, no como una opción. Si no te vas de vacaciones en verano y te quedas tranquilamente en casa, uf, ya vamos mal, ya te va a preguntar algún impaciente con los ojos como platos ¡¿pero cómo es que no te vas de vacaciones?! Dan por hecho que irse a la playa a colgar la sombrilla es lo único razonable que uno puede hacer con su tiempo libre. Para mí, irme de vacaciones es seguir trabajando, es cambiar de un mandato a otro. Parece que toda esta traca de actividades está planteada para que nadie atienda sus necesidades reales y gestione sus propios asuntos.
Me genera culpa decir que no quiero llegar a "ser alguien", que ya no quiero emborracharme porque sí los fines de semana o que no quiero irme de vacaciones por ahí. Me avergüenza mi necesidad de comprender y expresar el dolor que arrastro.
lunes, 24 de septiembre de 2012
Finge tu culpa
¡Hacer las cosas sin que las motive una presión externa! Eso produce la sensación de no hacer nada. No hay esfuerzo ni compromiso, no hay derrota ni victoria. Es otra forma de existir. Es paradójico, la forma más productiva de hacer las cosas es aquella en la que uno tiene la sensación de no estar haciendo nada.
Pero hacer las cosas así esta mal visto; la gente quiere que sufras, que te esfuerces. La gente quiere que te sientas culpable. No les gusta ver una persona que fluye por la vida sin una moral que lo torture. Es la dictadura de la culpa; dictadura innecesaria y demoledora.
Si no te sientes culpable ¡fíngelo!, de otro modo irán a por ti. Finge que te sientes culpable por estar solo, aunque desees la soledad. Finge que estás desesperado por no encontrar trabajo, aunque sepas que necesitas tiempo para ti. Si eres pobre finge que tu situación te vergüenza, aunque tengas todo lo necesario para vivir dignamente y consumir más te parezca innecesario e incluso grotesco. Finge que tienes un trastorno mental por no encajar en sociedad, de lo contrario se lo tomarán como un ataque y actuarán en consecuencia.
El mundo espera tu mentira, no le defraudes.
Pero hacer las cosas así esta mal visto; la gente quiere que sufras, que te esfuerces. La gente quiere que te sientas culpable. No les gusta ver una persona que fluye por la vida sin una moral que lo torture. Es la dictadura de la culpa; dictadura innecesaria y demoledora.
Si no te sientes culpable ¡fíngelo!, de otro modo irán a por ti. Finge que te sientes culpable por estar solo, aunque desees la soledad. Finge que estás desesperado por no encontrar trabajo, aunque sepas que necesitas tiempo para ti. Si eres pobre finge que tu situación te vergüenza, aunque tengas todo lo necesario para vivir dignamente y consumir más te parezca innecesario e incluso grotesco. Finge que tienes un trastorno mental por no encajar en sociedad, de lo contrario se lo tomarán como un ataque y actuarán en consecuencia.
El mundo espera tu mentira, no le defraudes.
Etiquetas:
presión social,
trabajo y obsesión con el exito
sábado, 25 de agosto de 2012
Documental de Cioran
No puedo dejar de
recomendar este documental de Cioran, ¡qué estilo!, ¡qué clase!
De las moscas del Mercado (Nietzsche)
¡Huye, amiga mía, a tu soledad! Ensordecida te veo por el ruido de la gente
grande, y acribillada por los aguijones de la pequeña.
El bosque y la roca saben callar dignamente contigo. Vuelve a ser igual que el árbol al que amas, el árbol de amplias ramas: silenciosos y atento pende sobre el mar.
Donde la soledad acaba, allí comienza el mercado; donde el mercado comienza, allí comienzan también el ruido de los grandes comediantes y el zumbido de las moscas venenosas.
A causa de esas gentes súbitas, vuelve a tu seguridad: sólo en el mercado le asaltan a una con un “¿sí o no?”.
Todos los pozos profundos viven con lentitud sus experiencias: tienen que esperar largo tiempo hasta saber qué fue lo que cayó en su profundidad.
Innumerables son esos pequeños y mezquinos; y a más de un edificio orgulloso han conseguido derribarlo ya las gotas de lluvia y los yerbajos.
Tú no eres una piedra, pero has sido ya excavada por muchas gotas. Acabarás por resquebrajarte y por romperte en pedazos bajo tantas gotas.
Fatigada te veo por moscas venenosas, llena de sangrientos rasguños te veo en cien sitios; y tu orgullo no quiere ni siquiera encolerizarse.
Demasiado orgullosa me pareces para matar a esos golosos. ¡Pero procura que no se convierta en tu fatalidad el soportar su venenosa injusticia!
Ellos reflexionan mucho sobre ti con su alma estrecha: ¡para ellos eres siempre preocupante! Todo aquello sobre lo que se reflexiona mucho se vuelve preocupante.
Ellos te castigan por todas tus virtudes. Sólo te perdonan de verdad tus fallos.
Ante ti ellos se sienten pequeños, y su bajeza arde y se pone al rojo contra ti en invisible venganza.
Huye, amiga mía, a tu soledad y allí donde sopla un viento áspero, fuerte. No es tu destino el ser espantamoscas.
Así habló Zaratustra.
Friedrich Nietzsche
El bosque y la roca saben callar dignamente contigo. Vuelve a ser igual que el árbol al que amas, el árbol de amplias ramas: silenciosos y atento pende sobre el mar.
Donde la soledad acaba, allí comienza el mercado; donde el mercado comienza, allí comienzan también el ruido de los grandes comediantes y el zumbido de las moscas venenosas.
A causa de esas gentes súbitas, vuelve a tu seguridad: sólo en el mercado le asaltan a una con un “¿sí o no?”.
Todos los pozos profundos viven con lentitud sus experiencias: tienen que esperar largo tiempo hasta saber qué fue lo que cayó en su profundidad.
Innumerables son esos pequeños y mezquinos; y a más de un edificio orgulloso han conseguido derribarlo ya las gotas de lluvia y los yerbajos.
Tú no eres una piedra, pero has sido ya excavada por muchas gotas. Acabarás por resquebrajarte y por romperte en pedazos bajo tantas gotas.
Fatigada te veo por moscas venenosas, llena de sangrientos rasguños te veo en cien sitios; y tu orgullo no quiere ni siquiera encolerizarse.
Demasiado orgullosa me pareces para matar a esos golosos. ¡Pero procura que no se convierta en tu fatalidad el soportar su venenosa injusticia!
Ellos reflexionan mucho sobre ti con su alma estrecha: ¡para ellos eres siempre preocupante! Todo aquello sobre lo que se reflexiona mucho se vuelve preocupante.
Ellos te castigan por todas tus virtudes. Sólo te perdonan de verdad tus fallos.
Como tú eres suave y se sentir justo, dices: “No tienen
ellos la culpa de su mezquina existencia”. Mas su estrecha alma piensa:
“Culpable es toda gran existencia”.
Aunque eres suave con ellos, se sienten, sin embargo,
despreciados por ti; y te pagan tus bondades con daños encubiertos.
Ante ti ellos se sienten pequeños, y su bajeza arde y se pone al rojo contra ti en invisible venganza.
Huye, amiga mía, a tu soledad y allí donde sopla un viento áspero, fuerte. No es tu destino el ser espantamoscas.
Así habló Zaratustra.
Friedrich Nietzsche
¿Leer por leer?
¡Cuántas veces habremos oído que leer es bueno! Desde pequeños se nos mete en la cabeza que hay que leer y nos meten unos tostones en el colegio que no sabemos ni por donde coger. A mí me costaba muchísimo leerlos. No me interesaban. Si podía me veía la película. Era algo forzado que me producía un tedio enorme. Todo el rato mirando cuantas páginas quedaban.
Ni siquiera se hace énfasis en qué leer, solo en leer. Según ese principio, es lo mismo leer un libro del charlatán Deepak Chopra que un libro decente (que cada cual decida que es decente para él). ¿Qué mierda es esa?, ¿leer por leer? Hasta el metro está lleno de carteles que incitan a la lectura por la lectura.
Tampoco se hace ningún énfasis en nuestras necesidades e inclinaciones de cada momento, y a mí me parece claro que hay momentos en los que una lectura puede ser útil y momentos en los que no venga a cuento. Y hay momentos en los que leer no es apropiado. Un niño está lleno de curiosidad pero, en vez de dejar rienda suelta a esa motivación, potencialmente muy productiva, le bloqueamos diciéndole que se casque El Quijote. Sí el niño dejase a un lado la autoridad y pudiese expresarse correctamente diría "pero, ¡¿qué mierdas hago yo leyéndome este libro?! Yo quiero salir a darme una vuelta con la bici y llamar a Jose a ver si quiere salir". Y no es que ese sacrificio involuntario vaya a tener unos frutos de los que el niño no es consciente en ese momento, no, lo que va a pasar es que ese libro se le va a olvidar, que esa lectura va a ser un mal trago innecesario que no solo no le va a aportar nada sino que va a matar su espíritu haciéndole creer que esa lectura era más necesaria que sus motivaciones genuinas. El Quijote podrá ser un buen libro pero así no se hacen las cosas, no sé puede enchufar a la fuerza ese libraco a un niño de once años.
Yo no me acuerdo nada de lo que leí en el colegio. ¡Cuánto tiempo desperdiciado! No se aprende nada y nos hace rechazar un posible deseo genuino por la lectura. Leer por leer y leer a la fuerza. Lo siento, pero no lo entiendo. Pienso que hoy en día mucha gente no lee porque se les ha enseñado a odiar la lectura y, muchos de los que leen, lo hacen por presión social y se cascan libros-masa como El código Da Vinci.
La lectura tiene que nacer de una motivación genuina. Te interesa algún tema y lees sobre eso. Punto. Te gusta el estilo literario de un autor y lo lees. Punto. ¿Qué es eso de que hay que leer?
Por otro lado, a mí, por ejemplo, me gusta ver documentales. Me parece un formato muy interesante y atractivo para aprender. Me enchufo seguidos la serie de trece documentales de "América. La historia de EEUU" y me quedo bien a gusto. Me los veo durante toda la noche tirado en mi cama. Ocio extremo. Y luego pienso: "Hostia, claro, los cabrones esclavizaron a los negros para enriquecerse , "el descubrimiento del petroleo hace más cien años explica muchas cuestiones actuales", "joder, qué corta y rápida es la historia de EEUU y cuánto ha afectado al mundo",... Y después, si me apetece, cojo papel y lápiz y me hago un esquema aclarar más las cosas. El formato documental esta infravalorado. ¿Por qué no se fomenta el documental?
Y no hay por qué estar todo el rato leyendo, se puede pensar por uno mismo. Es mucho más sano llegar a una conclusión por uno mismo que leerla. Si leemos y no pensamos por nosotros mismos la lectura es la que acaba pensando por nosotros.
jueves, 23 de agosto de 2012
No entiendo nada
¿Qué
sentido puede tener una relación, del tipo que sea, si entre ellos no se ayudan
en sus cuestiones más importantes? Si dos personas son familia o se dicen ser
amigos pero no son aliados en lo que para cada uno de ellos es importante ¿qué
sentido tiene eso? ¿No está eso en la esencia de toda relación sana? ¿Para qué sirven las apariencias? ¿Por qué no tenemos relaciones sanas? ¿De qué tenemos
tanto miedo? ¿Por qué las relaciones estériles son la norma? No entiendo por qué la gente se embarca ilusionada en una
carrera profesional que no le interesa. No entiendo por qué la gente se casa
sin estar enamorado. No entiendo por qué la gente se casa. No entiendo nada.
A
mí no me motiva nada de lo que el mundo me ofrece o, mejor dicho, de lo que me
presiona a hacer. Salgo de casa y no entiendo nada, todo me parece una broma de
mal gusto. Si de repente se bajase un telón gigante y me dijesen que todo había
sido un montaje tal vez todo encajaría. “¡Cabrones, me la habéis jugado bien!”,
les diría. Ojalá cayese ese telón.
No
veo nada ahí fuera que me haga simpatizar con la vida, ni un solo gesto de
complicidad. Miro a la gente y no me inspira nada y, sin embargo, me veo
obligado a entrar en el juego. No puedo ser sincero. Como diría Cioran, es una
parodia del infierno. No solo es horroroso sino que es estúpido e innecesario. Podríamos
llevar una vida medianamente decente, pero no, tenemos que hacer el
mendrugo.
Solo
escribir mi desencanto me parece que pueda tener algo de sentido, sin embargo,
me avergüenzo de escribir. No ante mí pero sí ante los demás. Más que de escribir, me avergüenzo de lo que escribo.
Me avergüenzo de lo único que tiene sentido para mí. ¿Se puede vivir así? Si
alguien me pregunta que voy a hacer mañana no me sale decir tranquilamente “me
voy a quedar escribiendo”. En vez de eso, bajo la cabeza y digo algo como “no…,
bueno, me quedaré en casa tranquilamente, es que ahora estoy en plan tranqui,
sin salir mucho…” Y es que, escribir y
ser sincero no mola nada, no es nada cool. Lo que sí es enrrollado es salir a
tomar cervezas e ir a la playita en verano. Joé, eso sí que mola. Y, si no te notas a gusto con eso, ¡tranquilo, no pasa nada, que esto es tope
guay, es lo que se lleva!
A veces, para huir de esa vergüenza, pienso en escribir algo más ligero, algo más aceptable
y menos comprometido, pero, si lo hiciese, escribir perdería todo su sentido. ¿Para
qué mierdas iba a escribir algo que no siento y que sé que es banal?
No
entiendo nada.
miércoles, 16 de mayo de 2012
Días soleados, ánimos sombríos
No me gustan los días soleados, no se corresponden con mi realidad. Odio un día de sol en el parque rodeado de padres sonrientes que usan a sus niños como mascotas y de grupos de jóvenes que lo único que hacen es hacer fotos y decir "Jo tío, que buen día hace". Todos están obsesionados con el sol, no comprendo que ven de bonito en ello. Como si el sol les fuese a traer buen ánimo... Para mí no es en absoluto así, a mí el sol y las caras sonrientes en el parque solo me hacen sentir extraño, solo me desconectan de mi mismo. Yo prefiero un día sombrío, prefiero los atardeceres. Prefiero estar solo en mi cuarto. Más aún, prefiero la noche con su silencio. ¡Estar jodidamente solo en tu cuarto a medianoche escuchando aullidos de lobos! Eso encaja más con mi realidad.
Nada peor para el ánimo sombrío que un día soleado.
viernes, 27 de abril de 2012
Interesarse por nuestras miserias
Somos un torbellino de emociones. Hasta la persona con la vida más rutinaria podría sentir en profundidad si realmente expresase esa misma rutina de su día a día. Sus emociones no han desaparecido, están latentes. Las emociones, hasta que no son sentidas y agotadas, nunca desaparecen. Lo interesante de una vida tremendamente aburrida y banal es precisamente eso, lo aburrida que es. Y es interesante porque eso es lo que es y no otra cosa. ¿Qué otra cosa le puede interesar al aburrido que su propio aburrimiento?, ¿qué otra cosa le puede interesar a el atormentado que su propio tormento? No te puede interesar más que aquello que vives, pues no hay más. Hay que interesarse por nuestras miserias, mirarlas con curiosidad y asombro. Sentirlas y pensar "¡por dios, qué mísero soy!". ¿Qué podemos hacer si no vomitar nuestras verdades y quedarnos atónitos ante ellas?
Expresar y objetivar todo hasta que se convierta en algo interesante. Interesarnos por nosotros mismos. En ese aspecto, no existe una vida carente de sentido. La existencia más absurda comienza a ser interesante cuando uno se hace consciente de su propio absurdo y se interesa por él.
Expresar y objetivar lo que nos ocurre en cada momento, sin dejarnos nada. Es un continuo, nunca se llega a ningún lado en el sentido de una meta premeditada, sin embargo, vamos comprendiendo deshaciendo nuestras angustias. Movilizamos emociones, fluimos. No se llega a ningún lado ( porque tampoco hay sitio a donde llegar) pero hacemos lo único que podría tener sentido: Interesarnos por lo que somos dejando así de ser presa de la inconsciencia y de nuestros propios bloqueos emocionales. Nos interesan nuestros miedos y angustias. Nos interesan nuestros complejos. Por mero interés nos atrevemos incluso a mirar cosas de nosotros mismos nos aterran.
martes, 24 de abril de 2012
Me jode
Me jode está puta tensión interna, el no expresarse.
Me jode sentirme acribillado por pesados, que la gente me moleste con su estupidez.
Me joden los psicólogos de pacotilla que creen saber algo por tener un mísero título. Me jode que la gente se trague su cuento.
Me joden los posmodernistas y la gente 2.0.
Me jode el “rollo skater”.
Me jode no sentirme ligero y llevar esta carga de presiones. Me jode no poder ir a lo mío.
Me joden los pesados, la gente que hurga en tu vida. Me joden los desconocidos que te piden explicaciones.
Me jode la gente que es irresponsable sin necesidad. Y me jode que eso me salpique.
Me jode que la gente no entienda las cosas elementales de la vida.
Me jode que la gente viva en la mentira, que se relacione con gente como ella y que juntos alimenten su farsa.
Me joden los buenrrollistas.
Me jode el mandato a la diversión.
Me jode no poder cabrearme a gusto.
Me jode no poder decirle a una chica que me encantaría follar con ella.
Me jode la música comercial actual.
Me joden los encorbatados ansiosos y estúpidos.
Me jode que el mercado laboral sea inflexible e irracional.
Me jode la gente cobarde.
Me jode que el público se degrade idealizando al artista.
Me jode la publicidad.
Me jode que la gente no se exprese.
Me joden los gafapastas, se creen que saben más que nadie y no saben una puta mierda.
Me jode el manual de psiquiatria DSM-IV.
Me jode que la gente no piense por ella misma y ceda su autoridad moral a un estúpido.
Me joden las terapias alternativas, el new age y demás charlatanerías.
Me jode la gente que manipula a los demás.
Me jode la estupidez.
martes, 17 de abril de 2012
La importancia de las relaciones sociales
Hoy me ha venido algo a la cabeza que nunca había pensado, al menos no de esta manera: La importancia de las relaciones sociales. Se me ha hecho evidente que es un aspecto fundamental en la vida. Eso me hace plantearme varias preguntas: ¿Cómo relacionarse correctamente?, ¿qué es una relación sana?, ¿para qué nos relacionamos? Creo que relacionarse adecuadamente es algo de extrema importancia. Una relación sana y productiva quizás sea de las cosas más valiosas que uno pueda vivir en este mundo. También es verdad que una insana puede ser de las cosas más terribles. Para bien o para mal son de enorme importancia. Me pregunto si acaso no deberíamos plantearnos seriamente este asunto: ¿Cómo relacionarnos? Porque claro, es evidente que no se trata de una cuestión de cantidad...
lunes, 9 de abril de 2012
Mal mundo para sufrir
Este mundo no está hecho para pasarlo mal. Aquellos que sufren o han sufrido no van a encontrar comprensión en esta sociedad, ¿cómo iban a encontrarla si es la misma sociedad la que les ha dañado? Pedimos ayuda a quienes nos dañan, porque no ha nadie más.
Aquellos que han conocido el sufrimiento y quieren recomponerse no lo van a tener fácil. En todos lados les dirán que no tienen problemas o que los que tienen son otros. La única solución es ignorar a la gente, pues, salvo algún extraviado, nadie deseará nuestro bien sinceramente ni tendrá la capacidad de aportar algo. Y la familia y los amigos, etiquetas sociales por excelencia, están basadas más en el miedo que en el amor.
Pocos están a la altura de acompañar dignamente a otro ser humano en su sufrimiento. Esa incapacidad es el espejo de nuestra miseria. El sufrimiento ajeno exteriorizado nos aterra, porque refleja el nuestro, oculto. Nuestro amor no da la talla.
Aquellos que han conocido el sufrimiento y quieren recomponerse no lo van a tener fácil. En todos lados les dirán que no tienen problemas o que los que tienen son otros. La única solución es ignorar a la gente, pues, salvo algún extraviado, nadie deseará nuestro bien sinceramente ni tendrá la capacidad de aportar algo. Y la familia y los amigos, etiquetas sociales por excelencia, están basadas más en el miedo que en el amor.
Pocos están a la altura de acompañar dignamente a otro ser humano en su sufrimiento. Esa incapacidad es el espejo de nuestra miseria. El sufrimiento ajeno exteriorizado nos aterra, porque refleja el nuestro, oculto. Nuestro amor no da la talla.
domingo, 8 de abril de 2012
Fan de Cándida y de Forrest Gump
Soy fan de Cándida y de Forrest Gump. La primera es treméndamente ingénua y el segundo,además de ingenuo, tiene una deficiencia intelectual, pero ambos son gente de verdad, gente que no ha perdido la chispa de la vida.
No los admiro por pena, nada de eso. Los admiro honestamente. Los admiro por ser personas sinceras y genuinas, personas sin complejos que, si te detienes a mirarlas, te van a hacer sonreir. Pero, sobre todo, los admiro por ser personas sin miedo. Y no una falta de miedo estúpida e irresponsable sino una apoyada en lo más esencial del ser humano, apoyada en el amor a la vida, en la ausencia de corrupción. Cándida es capaz de meterse en un poblado de gitanos a recuperar la televisión que su hijo yonki le ha vendido para comprarse la droga. Forrest Gump vuelve sin dudar a una zona donde no paran de caer bombas vietnamitas para rescatar a su buen amigo Buba.
Podemos pensar que no saben donde se meten, y es cierto, pero, aunque lo supiesen, lo harían igual. Cándida no comprende la injusticia, y por ello no la tolera, Forrest Gump no puede dejar a un amigo en la estacada, y por eso no lo hace. No son conscientes de su amor y valentía.
No los admiro por pena, nada de eso. Los admiro honestamente. Los admiro por ser personas sinceras y genuinas, personas sin complejos que, si te detienes a mirarlas, te van a hacer sonreir. Pero, sobre todo, los admiro por ser personas sin miedo. Y no una falta de miedo estúpida e irresponsable sino una apoyada en lo más esencial del ser humano, apoyada en el amor a la vida, en la ausencia de corrupción. Cándida es capaz de meterse en un poblado de gitanos a recuperar la televisión que su hijo yonki le ha vendido para comprarse la droga. Forrest Gump vuelve sin dudar a una zona donde no paran de caer bombas vietnamitas para rescatar a su buen amigo Buba.
Podemos pensar que no saben donde se meten, y es cierto, pero, aunque lo supiesen, lo harían igual. Cándida no comprende la injusticia, y por ello no la tolera, Forrest Gump no puede dejar a un amigo en la estacada, y por eso no lo hace. No son conscientes de su amor y valentía.
sábado, 17 de marzo de 2012
Es que no me apetece salir
Es Sábado por la noche y toda la gente del hostal en el que vivo está lista para salir a tomar unas copas, eso me genera presión, un pensamiento me asalta y dice "deberías salir, eres un chico de treinta años en Londres y es lo que toca, ¿acaso quieres ser un tipo raro?". Pero no me apetece nada. Nada. Buf, salir..., escuchar la música cutre de ahora y relacionarme con gente con la que a buen seguro no va a surgir una conversación que me interese. Si saliese sería un ceder al mandato de la diversión, sería cumplir con el protocolo. La única forma de que saliese sin sonrojarme sería engañándome, cayendo en la ilusión de que eso tiene algún sentido. ¿Por qué sale la gente? ¿Qué buscan? ¿Diversión? Yo no veo que se diviertan. Realmente no lo entiendo.
lunes, 12 de marzo de 2012
De muy mala hostia
Hoy estoy de muy mala hostia, tengo una enorme rabia dentro. Estoy de mala hostia por tener que hacer el paripé un día sí y otro también, o quizás, y aún peor, por hacerlo sin necesidad. En serio, soy un pringado, un tonto. No solo sufro la mentira y la corrumpción del día a día sino que encima me la creo, llego incluso a ilusionarme, a creer que mi vida está bien. Ilusionarse en el sufrimiento más absurdo, ¡qué puto desastre!
Sé que esta mala hostia es lo mejor que tengo en este momento, la alternativa es sufrirla en silencio, sufrir ( o ilusionarse) sin tener conciencia del tormento interno. Nada sería más estúpido que reprimirla.
No me apetece explicar que me llena de rabia, cuando uno está realmente cabreado no quiere dar explicaciones, solo quiere expresarse. Después ya pondremos orden a este torbellino. Solo diré que la estupidez me mata. ¿Qué estupidez? Coño, echar un vistazo a cualquier cosa y la veréis. Está por todos lados.
Sé que esta mala hostia es lo mejor que tengo en este momento, la alternativa es sufrirla en silencio, sufrir ( o ilusionarse) sin tener conciencia del tormento interno. Nada sería más estúpido que reprimirla.
No me apetece explicar que me llena de rabia, cuando uno está realmente cabreado no quiere dar explicaciones, solo quiere expresarse. Después ya pondremos orden a este torbellino. Solo diré que la estupidez me mata. ¿Qué estupidez? Coño, echar un vistazo a cualquier cosa y la veréis. Está por todos lados.
miércoles, 29 de febrero de 2012
Las fechorías del valor y del miedo (E.M. Cioran)
Tener miedo es pensar continuamente en sí mismo y no poder imaginar un curso objetivo de las cosas. La sensación de lo terrible, la sensación de que todo ocurre contra uno, supone un mundo concebido sin peligros indiferentes. El miedoso -víctima de una subjetividad exagerada- se cree, en mayor medida que el resto de los humanos, el blanco de acontecimientos hostiles. En este error se aproxima al valiente, que en las antípodas no vislumbra por todas partes más que invulnerabilidad. Los dos han alcanzado el punto álgido de una conciencia infatuada de sí misma: contra el uno,todo conspira; para el otro, todo es favorable. (El valeroso no es sino un fanfarrón que abraza la amenaza, que huye hacia el peligro.) El uno se instala negativamente en el centro del mundo, el otro positivamente; pero su ilusión es la misma, pues su conocimiento tiene un punto de partida idéntico: el precio claro con respecto a las cosas, lo refieren todo a ellos, están demasiado agitados (y todo el mal en el mundo viene de un exceso de agitación, de las ficciones dinámicas de la bravura y la cobardía). Así, esos ejemplares antinómicos y parejos son los agentes de todos los disturbios, los perturbadores de la marcha del tiempo; colorean afectivamente el menor esbozo de suceso y proyectan sus designios enfebrecidos sobre un universo que -a menos de un abandono a tranquilos ascos- es degradante e intolerable. Valor y miedo, dos polos de una misma enfermedad consistente en conceder abusivamente un significado y una gravedad a la vida... Es la falta de amargura perezosa la que hace de los hombres bestias sectarias: los crímenes más matizados tanto como los más groseros son perpetrados por los que se toman las cosas en serio. Sólo el dilettante no tiene gusto por la sangre, sólo él no es criminal...
E.M. Cioran
E.M. Cioran
miércoles, 22 de febrero de 2012
Miseria y estrés laboral en Londres
Salgo de trabajar y estoy hecho una mierda. Hoy estaba cansadísimo y no me apetecía nada ir. Desde hace unos diez días estoy trabajando malamente en una cafeteria de Londres, digo malamente porque los dueños son unos desgraciados que engañan y no pagan a los empleados. En mi caso, y gracias a un compañero que me puso al día, si me están pagando. Les dije que, o me pagaban en metálico cada día, o me iba. Y han aceptado, pero sigue siendo una mierda: No tengo un horario fijo, trabajo pocas horas, me pagan poco, sin contrato, los dueños son unos miserables,... El trabajo no está mal, es tranquilo y agradable, pero las condiciones son pésimas. La cafetería también hace caterings para gente de rica de Londres y hoy me ha tocado ir a uno de esos. Ha sido horroroso; montar el chiringuito, prisas, poner la sonririta a los ricachones, desmontar el chiringuito, cargar peso,...
Vamos, que me tengo que buscar otro trabajo. Joder, pero eso me da una pereza tremenda. Para mí, lo mejor es no trabajar, después trabajar y, lo último, buscar trabajo. Es como trabajar, o peor, pero sin cobrar. No me gusta buscar trabajo, me parece humillante, siento que me degrado al hacerlo.
¡Solo quiero un trabajo estable y medianamente decente que me de mi dinerito para dedicarme en mi tiempo libre a lo mío! No quiero está tortura, esta inestabilidad. No quiero esta miseria. LLevo aquí dos meses y medio y he tenido dos trabajos, y los dos han resultado una mierda. El segundo, el de la cafeteria, por las razones que he dicho, y el primero de fregaplatos en un restaurante, por la dureza. Duré veinte días en este trabajo. Fregando ocho horas seguidas a un ritmo vertiginoso, llenandome de porquería y con un ambiente en la cocina de lo más estresante. Sencillamente no podía, tampoco quería. Un trabajo que no le recomendaría a nadie. Me dejaba el lomo todos los días y aún así me echaron por lento.
Y nada, estoy aquí desperdiciando mi vida con el estrés laboral. Ya me vine jodido aquí por no aguantar ni a mi familia ni a la gente del barrio y ahora esto. Solo quiero un trabajito sencillo y poder dedicarme a lo mío, poder descansar de una maldita vez, que cuando no es una cosa es otra. Poder pillarme una habitación para mí, que ahora comparto hasta la habitación en un hostal (lo del hostal es otra, pero eso es otro capítulo). Por supuesto que de alquilarme un piso para mi solo ni hablamos, vamos, ¿cómo me atrevo siquiera a pensarlo?
Solo quiero descansar y dedicarme a lo mío. Tengo mucha cosas sobre las que me gustaría escribir pero así no se puede, este trajín y esta miseria te mata la serenidad, la creatividad,... , te lo mata todo.
Vamos, que me tengo que buscar otro trabajo. Joder, pero eso me da una pereza tremenda. Para mí, lo mejor es no trabajar, después trabajar y, lo último, buscar trabajo. Es como trabajar, o peor, pero sin cobrar. No me gusta buscar trabajo, me parece humillante, siento que me degrado al hacerlo.
¡Solo quiero un trabajo estable y medianamente decente que me de mi dinerito para dedicarme en mi tiempo libre a lo mío! No quiero está tortura, esta inestabilidad. No quiero esta miseria. LLevo aquí dos meses y medio y he tenido dos trabajos, y los dos han resultado una mierda. El segundo, el de la cafeteria, por las razones que he dicho, y el primero de fregaplatos en un restaurante, por la dureza. Duré veinte días en este trabajo. Fregando ocho horas seguidas a un ritmo vertiginoso, llenandome de porquería y con un ambiente en la cocina de lo más estresante. Sencillamente no podía, tampoco quería. Un trabajo que no le recomendaría a nadie. Me dejaba el lomo todos los días y aún así me echaron por lento.
Y nada, estoy aquí desperdiciando mi vida con el estrés laboral. Ya me vine jodido aquí por no aguantar ni a mi familia ni a la gente del barrio y ahora esto. Solo quiero un trabajito sencillo y poder dedicarme a lo mío, poder descansar de una maldita vez, que cuando no es una cosa es otra. Poder pillarme una habitación para mí, que ahora comparto hasta la habitación en un hostal (lo del hostal es otra, pero eso es otro capítulo). Por supuesto que de alquilarme un piso para mi solo ni hablamos, vamos, ¿cómo me atrevo siquiera a pensarlo?
Solo quiero descansar y dedicarme a lo mío. Tengo mucha cosas sobre las que me gustaría escribir pero así no se puede, este trajín y esta miseria te mata la serenidad, la creatividad,... , te lo mata todo.
Etiquetas:
personal,
trabajo y obsesión con el exito
viernes, 10 de febrero de 2012
Víctima de una moral externa
Para mí la vida solo tiene sentido cuando voy a o mío, cuando hago las cosas por decisión propia,cuando hago aquello que tiene sentido para mí. Sin embargo, algo sucede que no me permite vivir de esa manera, soy víctima de una moral externa que he interiorizado y que me cuesta identificar. No hago lo que quiero y no sé por qué. Y en general no me doy cuenta de ello, solo a veces despierto y pienso "¡¿pero esto qué es?, ¿qué hago yo haciendo esto de aquí y esto de allá?!" Al darme cuenta de ello me siento mejor, me libero, pero sigo sin entender por qué me sucede.
miércoles, 8 de febrero de 2012
Dos meses agobiado en Londres
Creo que mi principal problema ahora mismo es la presión social que siento, me siento totalmente acosado por ideas que no son mías. Me paro a pensarlo y apenas tengo respiros de libertad, donde me dirijo con mis propios pensamientos, con aquellos que respetan mis necesidades y que tienen sentido para mí. Ese vivir con motor propio, lo que yo suelo llamar "ir a lo tuyo", lo tengo bajo mínimos. Me siento totalmente enajenado. Es una mierda.
Entre esas presiones la principal es el tema laboral, me siento muy presionado a buscar trabajo, sin embargo,y aunque mis ahorros vas descendiendo, no es esa presión natural del tener que ganarse la vida. No, es algo diferente. Para ser sincero, no sé lo que es. Y encima el agobio me paraliza, me paso los días en un estado de estrés improductivo.
En realidad, no sé si me agobia el tema del trabajo en si mismo o es un recipiente donde proyecto otras inseguridades y angustias. Me extraña que se me haga tan dificil. Quizás me sienta culpable por no querer saber nada de mi familia, tal vez sencillamente arrastre la vergüenza que ellos me metieron. Llevo exiliado dos meses en Londres por la cuestión de alejarme de ellos. Quizás vuelco esos asuntos familiares en el tema laboral. No sé, tal vez el asunto del trabajo sí me angustie en sí mismo, no me gusta como se plantean las cosas, no me atrae nada de lo que veo y solo pensar en buscar trabajo me violenta. Evidentemente me tendré que ganar la vida pero me cuesta, y eso es lo que quiero expresar
Y me agobia el posmodernismo, ese obligatorio "vamos a salir que es Viernes", ese "tener que socializarse". Si eres español y estás en Londres parece que tienes que estar pasándotelo en grande de fiesta en fiesta, ir a los museos y las cafeterías fashion y hacer fotos para subiras al Facebook. Vamos, todo este juego de apariencias, buenrrollismo y demás. Yo no puedo con todo eso, tengo el alma rota, no estoy para fiestas ni para Facebook. Y, como vivo en un hostal, estoy rodeado de este "posmodernimo viajero" de chicos de veinte años. Voy bastante a lo mío pero ya se me genera esa sensación de bicho raro insociable. Lo cierto es que no siento que mi historia encaje bien por aquí.
Llevo dos meses aquí y no me termino de ubicar ni de centrar
lunes, 6 de febrero de 2012
¡No quiero trabajar! ¡Así no!
Siento una tremenda angustia, la presión por trabajar o por ese "hacer algo" me va a matar. Solo me siento bien cuando grito "¡cojones, no quiero trabajar! ¡Así no!" Mi actividad interior y genuina está aplastada, el monstruo del conformismo me acecha amenazador, quiere que me someta, que me convierta en un ser alienado, desprovisto de personalidad. Me grita "¡ponte a hacer algo ya de una puta vez!" Mis intentos desesperados por mantener mi subjetividad y no dejarme arrastrar no le llegan ni a la suela de los talones.
Entrar en el mercado laboral me parece un acto violento en si mismo. Tengo que corromperme para entrar ahí. Si digo que llevo más de un año y medio sin trabajar, tomándome un tiempo para mí (algo que necesitaba), no me contrata ni mi padre, menos aquí en Reino Unido, donde llevo dos meses exiliado. Aquí son unos enfermos del dar referencias y del justificar que se ha hecho. Y no solo para un puesto de ingeniero, qué por supuesto también, sino para cualquier trabajillo. ¡Cómo si tomarse un tiempo para uno fuese estar delquiendo por ahí! Es la enfermedad de la desconfianza.
No digamos si soy un poco más sincero y digo que realmente no me apetece trabajar. A casi nadie le apetece trabajar pero al ir a una maldita entrevista de trabajo hay que poner la sonrisita y decir que estamos altamente motivados. ¡Coño, qué te voy a hacer el trabajo bien pero no me hagas ser falso, si todos sabemos que trabajar es un coñazo! Además, te piden entusiasmo sabiendo que no lo tienes (ellos tampoco) De hecho, no te piden que estés entusiasmado, te piden que digas que lo estés, vamos, te piden conformismo. Es un sin sentido, pues justo esa "motivación" forzada mata una posible motivación auténtica.
Lo más gracioso de todo es que siempre he sido una persona que le gusta colaborar en la sociedad y ser productivo, pero a uno se le quitan las ganas. No se hacen las cosas son cariño ni racionalidad, son todo obsesiones y prisas, cuando no ponerle la sonrisita al cliente de turno. ¡Ponedle un poco de amor al asunto, coño! Pero del bueno, no de ese fingido. En serio, siento que para poder trabajar tengo mentir, que vender mi alma.
Viendo que apenas nadie se plantea estas cosas y todos se levantan y se van a trabajar como lo más normal del mundo me pregunto si esto no será una cosa mía y el mercado laboral es bastante racional. No sé si ese monstruo que me acosa está realmente ahí fuera o más bien en mi imaginación, pero, sea lo que sea, el pesado no para de acosarme.
Cada día entiendo menos.
Entrar en el mercado laboral me parece un acto violento en si mismo. Tengo que corromperme para entrar ahí. Si digo que llevo más de un año y medio sin trabajar, tomándome un tiempo para mí (algo que necesitaba), no me contrata ni mi padre, menos aquí en Reino Unido, donde llevo dos meses exiliado. Aquí son unos enfermos del dar referencias y del justificar que se ha hecho. Y no solo para un puesto de ingeniero, qué por supuesto también, sino para cualquier trabajillo. ¡Cómo si tomarse un tiempo para uno fuese estar delquiendo por ahí! Es la enfermedad de la desconfianza.
No digamos si soy un poco más sincero y digo que realmente no me apetece trabajar. A casi nadie le apetece trabajar pero al ir a una maldita entrevista de trabajo hay que poner la sonrisita y decir que estamos altamente motivados. ¡Coño, qué te voy a hacer el trabajo bien pero no me hagas ser falso, si todos sabemos que trabajar es un coñazo! Además, te piden entusiasmo sabiendo que no lo tienes (ellos tampoco) De hecho, no te piden que estés entusiasmado, te piden que digas que lo estés, vamos, te piden conformismo. Es un sin sentido, pues justo esa "motivación" forzada mata una posible motivación auténtica.
Lo más gracioso de todo es que siempre he sido una persona que le gusta colaborar en la sociedad y ser productivo, pero a uno se le quitan las ganas. No se hacen las cosas son cariño ni racionalidad, son todo obsesiones y prisas, cuando no ponerle la sonrisita al cliente de turno. ¡Ponedle un poco de amor al asunto, coño! Pero del bueno, no de ese fingido. En serio, siento que para poder trabajar tengo mentir, que vender mi alma.
Viendo que apenas nadie se plantea estas cosas y todos se levantan y se van a trabajar como lo más normal del mundo me pregunto si esto no será una cosa mía y el mercado laboral es bastante racional. No sé si ese monstruo que me acosa está realmente ahí fuera o más bien en mi imaginación, pero, sea lo que sea, el pesado no para de acosarme.
Cada día entiendo menos.
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