sábado, 11 de junio de 2011

A ver quien pincha mejor

Uno de mis hobbys ha sido pinchar, mezclar música, algo que me ha llegado a gustar mucho y me ha hecho sentir cosas difícilmente explicables con palabras. Sin embargo yo, y muchos otros, cometimos un error "imperdonable", nos dedicamos cada vez más a ver quien pinchaba mejor que los demás, en vez de disfrutar el propio mezclar o, en última instancia, la música. Creo que eso fue algo general cuando se popularizó el tema de pinchar y ya se sabe que pasa cuando las cosas se comercializan y masifican. Estoy ahora escuchando una sesión y me ha venido esto a la cabeza,  me doy cuenta la magnitud del error. Esto, aunque quizás lo comprenda mejor alguien que haya pinchado y se haya metido en estas competiciones de ver quien es el mejor, es válido para cualquier arte, en realidad es válido para caso todo. Es válido tanto para el pincha, para el cantautor que está en el escenario como para quien va a bailar a un club (y está más pendiente de su imagen que de expresarse o pasarlo bien). El concepto es el mismo, se trata de expresarse libremente, de hacer lo que realmente sintamos en vez de marear, querer demostrar no se que o querer ser como alguien que consideramos mejor.

Madre mía, se trata solo de escuchar y disfrutar la música, ya ni si quiera hablo de mezclar bien, pues las mezclas tienen que estar al servicio de ese disfrute. ¿Como se puede perder tanto al olvidarse del disfrute y el expresar sentimientos para entrar en ese estúpido juego?

Mi obsesión  particular era por la técnica, que llego a  anular la esencia del DJ, es decir el expresarse a través de la música y el trasmitir emociones a la pista de baile (si pinchas en un club). La técnica era mi forma de querer llegar a "ser mejor". En vez de bailar mientras pinchaba estaba con la cabeza agachada en la mesa obsesionado con que la ecualización fuese perfecta. La técnica está muy bien y es muy necesaria, pero esta  tiene que estar al servicio de la emoción, al servicio de la expresión, pues hablamos de arte. De hecho, ocurre un fenómeno curioso, al estar conectado con la música, tendemos a ser técnicos de una manera natural, pues lo que nos nace es que las mezclas suenen bien y que cada tema entre en el momento y de la forma adecuada (de repente sentimos que hay que ir descargando graves y sacar el tema en el siguiente compás). Uno de los pinchas que más me han impresionado en este sentido era DJ Nano, en sus sesiones en el Arena, allá por el 2000. No era muy técnico, pero tenía la esencia del DJ, sabía transmitir emociones y lo hacía por que el mismo las sentía y las expresaba. Con todo lo que trasmitía no me paraba a pensar "uf, se le ha ido un poco el tema"

Se que no digo nada nuevo con esto, que es el clásico "ser uno mismo o venderse" pero se me hace tan evidente que quiero decirlo.


Esta es la sesión que estaba escuchando,a a ver si a alguien le entra también la inspiración....


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