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miércoles, 12 de junio de 2013

Neurosis y el problema de forzar la expresión

¿Por qué hacer algo? Ninguna de nuestras acciones parten de una motivación genuina; son todas escapatorias o automatismos.

Estoy tenso. Siento como si finos cables de acero me recorriesen el cuerpo. Siempre pienso que es una energía emocional que no está siendo movilizada, un pensamiento que, aunque me parece muy cierto, no me ayuda, pues me fuerza a una expresión que no es natural. Necesitamos expresarnos pero no podemos hacerlo por decisión propia, eso sería ser muy poco gentil con nosotros mismos. La expresión solo puede estallar, solo puede suceder por sí misma.  ¡¿Qué hacer entonces cuando uno siente una tensión que parece no tener límites?! ¿ Y cómo condenar nuestras evasiones ante el vértigo de esa tensión? Sentir esa tensión hasta el final, hasta agotarla... No se me ocurre otra solución, sin embargo, no estoy seguro de si recomendaría eso a alguien; un juicio mortífero podría cruzarse en el camino. Cualquier recomendación en el terreno psicológico es peligrosa; uno ha de ir a su ritmo, no pasar ciertos límites para los que no está preparado. No es aconsejable querer salir de la propia evasión si no nos empuja a ello una necesidad genuina; la neurosis es una muralla que nos proteje de aquello para lo que no estamos preparados. Querer salir de la neurosis es un suicidio y no puede ser un deseo genuino, solo algo que decidimos por una presión externa. 

El drama de mi vida fue que, a los dieciséis años, un acontecimiento externo me tiró abajo mi muralla. No estaba preparado para lo que se me echó encima y sufrí las consecuencias. No fue algo que elegí, nadie puede eligir un suicidió así. De hecho, centré todos mis esfuerzos en levantar la muralla de nuevo. Pero no pude. 

lunes, 10 de junio de 2013

La necesidad de cinismo

Tengo que aprender a ser más cínico. Me siento culpable por todo el sin sentido que veo en el mundo y eso no es justo ni productivo. ¡Cómo si fuese culpa mía que la gente no entendiese nada! Realmente me siento culpable... culpable por mis sentimientos de desagrado ante lo que veo. No puedo observar como una persona hace estupideces sin sentirme culpable por los sentimientos que eso me provoca. Y eso es una rueda pues, al no sentir tu desagrado tranquilamente, se genera un resentimiento, se genera la frustración de no permitirte sentir como realmente te sientes al ver las cosas. 

Me siento culpable por no ser de una forma que, por otro lado, no es sana para mí. Me siento culpable por querer lo que me hace bien en vez de querer evasión, que es lo que exteriormente se demanda. 

Y soy muy ingenuo; todavía sigo creyendo que lo que veo en el día a día tiene sentido y que no es solo un chiste de mal gusto. Sigo creyendo que mi desagrado y mi incomprensión son algo malo en mí y que lo externo no es un problema. Pienso "bueno, el mundo esta como está y lo único que puedes hacer es lidiar con ello de la mejor forma posible". Obviamente lo único que uno puede hacer es reconocer las cosas como son y lidiar con ellas lo mejor posible pero ¡pongo el problema en mí mismo! No me permito sentir mi desagrado tranquilamente y eso es lo único que me puede ubicar psicológicamente. 

Y no es que intelectualmente no vea que las cosas están mal; es una cuestión más emocional. Me cuesta aceptar lo que es evidente. Y aquí creo que entra en juego la vergüenza ajena o, dicho de otra manera, la culpa por destapar a los demás. Lo que me frena es el reparo a despertar a la gente de su letargo, soy incapaz de gritar ¡¿qué mierdas hacéis con vuestras vidas?! Me da vergüenza decir eso y me callo. Quizás sea miedo a una respuesta violenta... Me pregunto si desde pequeños no se nos enseña a temer la libre expresión. Me pregunto si desde pequeño, por miedo a perder el necesario cuidado de  nuestros padres, no empezamos a temer el destapar esas insuficiencias suyas que, por otro lado, nos resultan tan evidentes.

La sensación general es de que hay algo muy elemental que está mal y no se nos está permitido decir nada al respecto. No se nos permite quejarnos, pues ese silencio ante una evidente miseria, es lo que mantiene la maquina rodando. Dada esa prohibición, ¿no es el cinismo la solución a esta culpa?, ¿no es una forma de aceptar tus sentimientos sin darse cabezazos contra la pared esperando la comprensión de los demás?

miércoles, 22 de mayo de 2013

Open Paradigm Project (Testimonios de supervivientes del sistema psiquiátrico)

Ayer descubrí  Open Paradigm Project, una asociación que se dedica a divulgar testimonios de gente que, pasando por una tormenta personal, ha sufrido los daños del sistema psiquiátrico actual. Básicamente el mensaje es que la psiquiatría, tal como se plantea actualmente, no ayuda a las personas a realmente resolver sus problemas emocionales. El sistema psiquiátrico actual etiqueta a las personas con enfermedades no demostradas científicamente (básicamente a través  del DSM-IV, la biblia de la psiquiatría) y esas mismas etiquetas, especialmente si aseguran ser una enfermedad crónica, confunden a la persona y la alejan de la posibilidad de enfrentar sus problemas realmente. Por otro lado medican a la persona, algo que no resuelve la raíz de los problemas emocionales y puede tener efectos secundarios nocivos.

No podría estar más de acuerdo con eso pero es algo que no es nuevo para mí, es algo que ya vengo pensando desde hace tiempo y que en su día sufrí, aunque de una forma indirecta.  Lo que realmente me impacta son los testimonios de la gente. Lo que esa gente cuenta y, quizás más importante, como lo cuenta, tiene mucho sentido para mí. Al ver esos testimonios me veo a mí mismo. Veo a esa gente y pienso "¡joder, esta gente está diciendo la verdad!" Se me hace claro como esas personas están contando su historia de una forma muy honesta y que describen correctamente como el sistema psiquiátrico y, diría también, la sociedad en general no enfocan bien la cuestión del sufrimiento emocional. Al ver esos vídeos tengo la sensación de que esas personas están realmente conectadas consigo mismas, que tienen claro que es lo que hacen, que tienen claro que es lo importante. Eso también me hace sentirme solo, sentir que no estoy enfocado a mí mismo como debería, a las cosas que son importantes para mí, ni me estoy relacionando con gente con la que realmente pueda compartir mi realidad. Lo cierto es que siempre tengo al sensación de estar desconectado conmigo mismo, veo que en mi día a día no tengo como base, como propósito personal, esas heridas que necesito curar. Y, para mí, como ya he comentado otras veces, un gran problema aquí es como la sociedad en general, la psiquiatría incluida, no ayuda a las personas a conectar consigo mismas sino al contrario.

También me impacta el mero hecho de que la gente decida hacer un proyecto así, eso es algo que normalmente la gente se queda para uno mismo.








lunes, 18 de febrero de 2013

¿Eterno retorno?

Tengo la sensación de que nada de lo que hago y por lo que me esfuerzo es nuevo, como si la metas a las que aspiro, los problemas a los que me enfrento y las situaciones por las que paso ya hubiesen sucedido antes. Es una sensación extraña.

Tal vez en un tiempo atrás hubiese conseguido algo, después hubiese caído y ahora estuviese escalando para llegar al punto en el que me encontraba antes. Sí uno ha bajado a las profundidades y luego consigue subir de nuevo puede parecer que ha conseguido un gran logro, y sin duda eso es mejor que quedarse en el abismo, pero mi sensación es de solamente volver a la normalidad. 

La sensación es que mi vida se mueve en amplios círculos de varios años de duración, me parece que la segunda mitad de mi vida es en esencia igual que la primera; ambas empiezan con los mismos miedos y se enfrentan a los mismos obstáculos para llegar a un estado de... ¿neutralidad emocional? A los dieciséis años se apoderaron de mí unos miedos terribles que parecieron haberme llevado al principio de nuevo y, durante los quince años siguientes, he vivido lo que ahora me está pareciendo una copia de la primera mitad de mi vida.

Pese a que mis esfuerzos personales en estos últimos años los he visto como un tratar de recuperar algo que había perdido también tenía la idea de estar creando algo nuevo, sin embargo hoy tengo la sensación de que realmente es lo mismo. Por un lado eso me desilusiona pensar que no estoy consiguiendo nada que no haya conseguido antes pero, al mismo tiempo, es algo que tiene mucho sentido. 

martes, 23 de octubre de 2012

Vergüenza por querer curarse

Desde que era muy pequeño hasta día de hoy, a mis treinta y un años, he tenido una herida emocional profunda. Recuerdo vivamente mis peleas a los seis años en el patio del colegio. Estaba lleno de rabia, lleno de dolor. Me peleaba a menudo. Al menos desde esa época siento ese dolor, aunque podría ser anterior. Me resulta difícil acordarme. No sabría explicar el motivo de esa herida pero sí sé que lo que más me dolía, y aún me duele, es que se rieran de mí o que sintiesen lástima. La mínima burla me hacía un daño desproporcionado. 

Y siento que ese dolor es el mismo que tengo ahora, creo que sencillamente es un problema que nunca resolví. Creo que la mayoría de las personas se olvidan de las heridas que arrastran, pues nadie habla de ellas. Sacar nuestro dolor se hace muy difícil si nadie más lo hace. Hace un rato he pensado algo que es lo que me ha motivado escribir esta entrada: siento vergüenza por querer curarme. Para mí nada puede tener más sentido que trabajar sobre esa herida, expresar mi dolor e intentar comprenderlo, pues, mientras no lo haga, todo lo que haga se verá afectado por ese dolor y estará, de una u otra forma, corrompido. Sin embargo, no siento que el ambiente, empezando por mi familia, sea empático al respecto, al contrario, lo que veo es una tendencia general a la evasión, a llevar una vida "normal" y a no pensar demasiado en ciertas cosas. Y eso me provoca la vergüenza de querer curarme, me siento como un alien por querer hacer lo que necesito. 

Te dicen que estudies para "ser alguien", que trabajes duro, que el esfuerzo dignifica, que te vayas de vacaciones, que salgas y te diviertas, que viajes, que te cases, etc. Pero a mí, eso no solo no me dice nada sino que me agobia, pues además se plantea como un mandato, no como una opción. Si no te vas de vacaciones en verano y te quedas tranquilamente en casa, uf, ya vamos mal, ya te va a preguntar algún impaciente con los ojos como platos ¡¿pero cómo es que no te vas de vacaciones?! Dan por hecho que irse a la playa a colgar la sombrilla es lo único razonable que uno puede hacer con su tiempo libre. Para mí, irme de vacaciones es seguir trabajando, es cambiar de un mandato a otro. Parece que toda esta traca de actividades está planteada para que nadie atienda sus necesidades reales y gestione sus propios asuntos. 

Me genera culpa decir que no quiero llegar a "ser alguien", que ya no quiero emborracharme porque sí los fines de semana o que no quiero irme de vacaciones por ahí. Me avergüenza mi necesidad de comprender y expresar el dolor que arrastro.




miércoles, 29 de febrero de 2012

Las fechorías del valor y del miedo (E.M. Cioran)

Tener miedo es pensar continuamente en sí mismo y no poder imaginar un curso objetivo de las cosas. La sensación de lo terrible, la sensación de que todo ocurre contra uno, supone un mundo concebido sin peligros indiferentes. El miedoso -víctima de una subjetividad exagerada- se cree, en mayor medida que el resto de los humanos, el blanco de acontecimientos hostiles. En este error se aproxima al valiente, que en las antípodas no vislumbra por todas partes más que invulnerabilidad. Los dos han alcanzado el punto álgido de una conciencia infatuada de sí misma: contra el uno,todo conspira; para el otro, todo es favorable. (El valeroso no es sino un fanfarrón que abraza la amenaza, que huye hacia el peligro.) El uno se instala negativamente en el centro del mundo, el otro positivamente; pero su ilusión es la misma, pues su conocimiento tiene un punto de partida idéntico: el precio claro con respecto a las cosas, lo refieren todo a ellos, están demasiado agitados (y todo el mal en el mundo viene de un exceso de agitación, de las ficciones dinámicas de la bravura y la cobardía). Así, esos ejemplares antinómicos y parejos son los agentes de todos los disturbios, los perturbadores de la marcha del tiempo; colorean afectivamente el menor esbozo de suceso y proyectan sus designios enfebrecidos sobre un universo que -a menos de un abandono a tranquilos ascos- es degradante e intolerable. Valor y miedo, dos polos de una misma enfermedad consistente en conceder abusivamente un significado y una gravedad a la vida... Es la falta de amargura perezosa la que hace de los hombres bestias sectarias: los crímenes más matizados tanto como los más groseros son perpetrados por los que se toman las cosas en serio. Sólo el dilettante no tiene gusto por la sangre, sólo él no es criminal...

E.M. Cioran

domingo, 13 de noviembre de 2011

¡ Exprésate! ¡Sé tu mismo!

Me parece que cada vez existen más mandatos tipo "¡exprésate!", "¡sé tu mismo!", "¡realízate!" o "¡ diviértete!". Son lo que yo llamo "mandatos posmodernistas", no sé si acertadamente o no. Esto es algo muy curioso pues son cosas que deberían salir de uno de forma genuina, lo cual me parece algo de sentido común ¿Cómo se puede imponer la expresión? Si uno se siente cómodo, tiende a expresarse de manera natural, ¡nos gusta expresarnos!, y, si no lo hace, es porque no se se siente cómodo. Y ello será por la causa que sea (por no confiar en las personas, por tener una moral que se lo impide,...), pero el caso es que a uno no le sale. Y no considero productivo forzarse a hacerlo o avergonzarse, pues, al ser un mandato, está mal visto no hacerlo. Es algo curioso, raro.¡"Sé tu mismo"! Igual, ¿cómo se puede imponer el ser uno mismo? Si uno trata de ser el mismo porque se lo dice otro ya no es el mismo. ¡"Diviértete"! Parece que si no te diviertes no eres nadie, además, curiosamente nos ofrecen formas de diversión predefinidas, como salir a tomar cervezas, al cine o ir de compras (así, en general, aunque no necesites comprar nada). Si eres joven y el fin de semana te quedas en casa leyendo, no eres nadie. 

Lo curioso es que estos mandatos producen el efecto contrario; ni nos expresamos libremente (solo una falsa libre expresión, que no es expresión ni es nada), no somos nosotros mismos, ni nos divertimos.

martes, 8 de noviembre de 2011

Sobre la atención

Me cuesta mantener la atención, suelo ir saltando de una cosa a otra sin terminar de centrarme en nada. Me cuesta mantenerla especialmente en cosas como, por ejemplo, un manual de instrucciones Se me hace imposible, me ponen nervioso. La sensación que tengo es de que me están contando algo que no me importa, que no es lo que quiero saber. Me exige una atención que no le puedo ofrecer, que no le quiero ofrecer.

Me ha surgido esta cuestión hoy al intentar ver un vídeo de Youtube sobre un tema que me interesa, o que creo que me interesa, pues si me cuesta mantener la atención eso me hace preguntarme si realmente me motiva, que me hace sospechar que tal vez  fuerzo el interés (¡Qué feo eso de forzar los gustos!). En realidad, el vídeo si creo que me interesa (al menos más que un manual de instrucciones). Trata de la comunicación no violenta desarrollada por Marshall Rosenberg, una cuestión qué me parece relevante y que da en el clavo con cuestiones que me parecen importantes. Sin embargo, hay algo que no me deja atender, como si no lo estuviese enfocando bien y tuviese algo más importante que abordar. Sí, esa es la sensación, diría que hay un conflicto en mi atención, un conflicto que parece indicarme que no estoy enfocándome a aquello que realmente requiere mi atención, que me estoy dejando algo

 Considero que la atención se dirige de manera natural hacia aquello qué es más importante para nosotros, o que consideramos más importante, y eso es algo que hay que respetar. Aún cuando nuestro interés esté basado en un error de comprensión, de creer que las cosas son de una manera que en realidad no son, hay que respetarlo, pues el interés, en si mismo, valioso. Dicho eso, también habrá que preguntarse porque nos interesa lo que nos interesa. Si uno no consigue centrar su atención hacía una cosa pienso que es porque realmente no le importa y, si es así, por algo será. En ese sentido, más que forzarse, habrá que entender que es aquello que realmente nos interesa y las razones por que estamos forzándonos a atender a otra cosa. Lo que nos interesa es lo que nos interesa y eso tendrá sus explicaciones, que, por otro lado, pienso tienen que ver en gran medida con nuestras necesidades. Vamos, que no se pueden imponer los intereses, no se puede imponer la atención.

En este aspecto, resulta interesante estas nuevas "enfermedades"como el déficit de atención y la hiperactividad. ¿Déficit de atención? Que una persona no quiera atender a lo que el profesor dice no tiene porque significar que el niño tenga un problema, bien puede significar que lo que le cuenta el profesor no le interese nada, que no tiene nada que ver con sus necesidades ni su cotidianidad. Eso me parece sin duda mucho más lógico, ¿qué le importa a un niño de once años, en su pleno despertar a la vida, la tabla periódica de los elementos o las conquistas de Napoleón? En realidad, si podrían ser temas de interés, pero si se presentan de una forma atractiva, que conecte con las necesidades del niño y donde se le explique el porqué eso le debería importar (un poco de pensamiento crítico, no borreguil, nunca está de más). Lo mismo si está "excesivamente activo", ¿cómo la plena energía de un niño se puede catalogar de enfermedad? ¿No será que necesita algo que realmente le motive en vez de estar escuchando un aburrido y descorazonador discurso? Y es que, repito, no se puede imponer lo que nos debe interesar.

lunes, 26 de septiembre de 2011

El dejar de decir las cosas y la vergüenza de mi mismo

Uno de mis defectos que he pagado muy caro ha sido el no decir las cosas claras a la gente para no herirlas, el dejar pasar las cosas para no ofender. En realidad creo que esto lo llevé más lejos, no solo he dejado de decir lo que pienso por no herir sino que he dejado de hacer.

El dejar de decir las cosas por no herir me hizo ir acumulando vergüenza, esa vergüenza que nace cuando volvemos la cara a la verdad. Y esto es paradójico pues si lo hacía por no hacer daño, ¿como es posible que me sienta avergonzado?

¿Por qué no decimos las cosas claras a la gente? Es algo que no comprendo, no le veo la utilidad. No se, quizás soy un ingenuo. Si alguien me da una respuesta, esta será bien venida. A mi me resultaría dificil exagerar lo que he pagado esa culpa por no decir las cosas como son. Ahora que pienso, ya no se trata tanto de decir o no decir, se tarta de sentir. Uno termina sintiendo que la verdad es mentira y la mentira verdad.

Hubo una época en mi vida en que decía lo que pensaba sin ninguna culpa, recuerdo que la gente incluso se impresionaba a veces. En general, la respuesta a mi sinceridad era muy buena, esto lo achaco al hecho de que la dijese sin culpa, sin segundas intenciones. Sencillamente me salía así, me parecía lo más normal. Lo cierto es que uno puede ser muy sincero en lo que dice pero no en como lo dice y el cómo puede ser incluso más importante que el qué. Esa época, que comenzaría a los once o doce años, no sabría decir con exactitud, se terminó a los dieciséis años influida por unos miedos terribles que se me echaron encima,  miedos que me hicieron sentir las más humillantes vergüenzas y que hasta día de hoy ensombrecieron mi vida. Ese es otro capítulo del que habría que hablar aparte.

A veces pienso que una de las razones de que me da tanta rabia el sentirme culpable y no expresar las cosas tan cual las siento se debe a haber probado esa miel de la "expresión sin culpa". Quizás por eso se me hace tan insoportable, tan estúpido e innecesario.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Una recomendación: "The pragmatic libertarian" (está en inglés)

No se si alguien que lea este blog tiene interés en la psicología y en el análisis de las relaciones sociales y familiares (aunque supongo es un tema que interesa a todos), sea como sea aquí dejo un podcast sobre filosofía y psicología, "The pragmatic libertarian" (en inglés, es lo que hay), particularmente lo que quiero recomendar es su parte sobre psicología, me parece interesante. El podcast tiene pocos seguidores y me parece a mí que se merece más atención. El chico que lo lleva, Shaun, tiene también un canal de Youtube "Xomniverse".

http://pragmaticlibertarian.libsyn.com/category/Psychology

sábado, 16 de julio de 2011

Ir a lo tuyo

Ayer, después de haber pasado unos días algo agobiado, me vino una idea a la cabeza que me tranquilizó y me hizo ver las cosas más claras. Es curioso, esto me vino después de salir a dar un paseo en el que me sentí triste y solo, no esperaba despejarme precisamente después de ese momento. Al llegar a casa me puse a ordenar mis pensamientos en una pizarrita pequeña que tengo y, después de pensar un rato en la esencia de las relaciones sociales, sobre que es lo realmente importante y valioso en ellas (una de las cosas que me agobia es la idea de la soledad ), lo vi claro: se trata de ir a lo tuyo.

Claro, hay que explicar que quiero decir con eso. Ir a lo tuyo es no hacer nada que no consideres correcto hacer, es no hacer nada por conformismo, es no hacer nada de manera forzada, en el sentido de autoconvercerte que es lo que deberías hacer, cuando no es sino una presión exterior. Hay veces que a uno le fuerzan a hacer cosas y se prefiere seguir las obligaciones a no sufrir las consecuencias, como es el caso de   cumplir las leyes, sin embargo, esto, si no se interioriza el mandato como un "sí, es lo que debe hacer", sigue siendo ir a lo tuyo. Tienes claro que, si no te obligasen por la fuerza, no lo harías, así que, no existe alienación.

 Así, si te invitan a una cena de empresa y no te apetece ir ni ves ninguna utilidad en ello sencillamente no vas, si no te apetece ir de vacaciones con tus amigos ese verano no vas, si te apetece estar dos años sin trabajar pues no trabajas, etc... Inmediatamente, al decir esto, te responden con un "si pero no puedes ir a lo tuyo" o "hay cosas que hay que simplemente hay que hacer", con lo que no estoy nada de acuerdo, si puedo ir a lo mío y no hay nada que tenga que hacer.

Evidentemente todo tiene unas consecuencias y hay que tratar con ellas. Un ejemplo claro es el de no trabajar, para mí es totalmente moral no trabajar, pero claro, hay que asumir las consecuencias. Si no trabajas no ingresas dinero, así de sencillo. Yo, por ejemplo, ahora no trabajo, y no lo hago porque sencillamente en este momento no quiero, no me interesa, sin embargo, soy responsable con el tema del dinero, vivo muy humilidemente de los ahorros de cuando trabajaba. No salgo a cenar, no me voy de vacaciones, no compro la ropa innecesaria ni me doy caprichos. Renuncio  todo eso por tener la libertad de disponer de mi tiempo, que es lo que ahora mismo necesito, para escribir, aprender (ahora, sin la presión de los exámenes y los títulos, me ha dado por estudiar de todo, desde historia hasta filosofía o ciencia...¡que poco aprendí en el colegio!), pasear y para replantearme que hacer con esta atormentada existencia. Ahora, también hay que decir que en este momento vivo con mis padres, de otra manera se me haría bastante difícil pero, de vivir fuera, aunque la necesidad de dinero apretase y tuviese que activarme, no sería algo que  hago como un deber moral sino como una necesidad real, lo cual es muy distinto. Eso es algo que he comprobado.

 Se trata de ser racional y crítico, no hacer las cosas porque todos lo hacen o por un no cuestionado "hay que hacerlo". Básicamente consiste en cuestionarlo todo de una manera racional y lógica y actuar en consecuencia. En realidad, es lo más normal del mundo pero estamos un mundo loco.

Lo de ir cada uno a lo suyo, en el sentido que digo, no solo es saludable para la persona sino que es indispensable para crear relaciones sanas, ya sean de pareja, amistad o del tipo que sean. Si una persona no es libre no se puede relacionar de una manera correcta y tenderá a apegarse a las personas, ya sea abusando o dependiendo de ellas. Yo veo esto en todos lados, es el pan de cada día.

Aquí os dejo un vídeo de Stefan Molyneux (Freedomain Radio) que expresa bien lo que digo. Esta en inglés pero es sencillo de entender ( y, si no lo entendéis, ¡ tenéis que estudiar inglés chicos!...si queréis claro... XD). Le iba a poner subtítulos pero el vídeo es muy largo y esto de los subtítulos es un coñazo.




jueves, 14 de abril de 2011

Moralidad ¿ Causa de todos los males?

¿No es la moralidad la causa de todos los males? ¿No surgen todas las malas acciones de ese estado en el que uno se siente frustrado o alienado? ¿Y no nos frustramos cuando dejamos de expresar las cosas tal como las sentimos y, por lo tanto, dejamos de vivir libremente, por sentirnos culpables por ello? ¿Y qué sino la moralidad es capaz de hacernos sentir esa culpa por el sencillo hecho de sentir?

Me refiero a la moralidad exterior, aquella que interiorizamos sin que realmente la comprendamos, sin que surja de nosotros mismos y que nos hace incapaces de expresarnos con naturalidad y sin culpa. No me refiero a esa moral que surge de uno mismo al comprender que cosas llevan a un buen resultado y cuales no.

Estoy hoy pensando en ello y me parece obvio que la moralidad es la causa primera de todos los males, es lo que nos corrompe, lo que nos dice "así no puedes ser, eso está mal". Puede incluso que determinada acción  que nos impongan sea beneficiosa en si misma pero, aún así, el  imperativo moral, por su propia naturaleza,  me parece psicológicamente insano, nos impide desarrollar nuestra propia capacidad de dirigir nuestra vida, de comprender por uno mismo que se debe y que no se debe hacer. La moralidad me parece particularmente peligrosa en el campo de los sentimientos. No se le puede decir a nadie que debe sentir (el sentimiento surge, no tiene ningún sentido condenarlo), eso empuja a dejar de hacer las cosas como uno quiere, como uno las haría si no le presionasen, y eso crea frustración. Y la frustración, ya se sabe.

Y creo que podemos interiorizar tanto la moral que ni siquiera la cuestionemos, lo que hace que, a la hora de buscar la causa de los males que ocurren en el mundo, busquemos en cualquier otro lado y pongamos el dedo en cosas que poco o nada tienen que ver. Por ejemplo, cuando un chico coge una pistola y se pone a disparar a diestro y siniestro en su colegio, no se suele decir que la moralidad ha frustrado al chico, quien, en un ataque de desesperación ha perdido el control, se dice más frecuentemente cosas como que tenía una enfermedad mental. Pero, ¿qué sino un ataque de rabia y desesperación, por estar sometido a una situación indignante y sin sentido, puede llevar a un chico joven de un país desarrollado a cometer tales actos? Aún aceptando que tuviese una enfermedad mental (aunque es una cuestión muy ambigua y cuestionable, no hay hechos científicos claros sobre que es una enfermedad mental y la manera de abordarla), eso no quita que esta fuese creada por una moralidad que impide al chico vivir libremente, sin frustración ni culpabilidad.  Cuando veo un caso como el de Columbine lo primero que pienso es "¿cuánto ha tenido que aguantar para llegar a eso?".

Últimamente he estado pensando en ello y, en cierta manera, lo he sentido como una revelación,  algo que  de repente me parece muy evidente.

jueves, 31 de marzo de 2011

Ansiedad, ¿Un problema de fondo?

Acabo de leer un foro (abajo pongo el link por si alguien lo quiere ver) en el que una chica pide opiniones sobre un problema que tiene; su novio sufre ansiedad. Nos cuenta que a su novio le cuesta entrar en centros comerciales, que le cuesta ir al trabajo. Nos cuenta que ha estado con medicación un tiempo y que mejoró pero que, cuando se la quitaron, volvió a empeorar.

Me llama la atención como enfocan el problema, tanto la chica como los que responden, lo tratan como si fuese un problema en si mismo, como si no fuese la consecuencia de una serie de factores, como podría ser llevar una vida desordenada donde no se han ido depurando y gestionando las dificultades personales. Lo tratan como si fuese una irritación que de pronto nos aparece en el pie, "anda me ha salido una irritación", "anda mi novio tiene ansiedad". Así, tal cual.

Si el chico no puede estar en un centro comercial es bastante evidente que tiene un problema de fondo, no que "tiene la enfermedad de no entrar en centros comerciales" aunque, tal y como andan las cosas en el mundo de la psicología, no me extrañaría que pronto inventen algo así, si no lo han hecho ya. Si tiene ansiedad eso refleja que hay un problema emocional que resolver, no se trata solo de eliminar la ansiedad, pues esta es un síntoma. La ansiedad, aunque no es un sentimiento cómodo y en si misma es un problema, no creo que sea mala en si misma, nos indica que algo va mal, algo que es necesario resolver. Como dice la chica, al tomar la medicación se pone mejor pero luego recae, lo cual encaja perfectamente con la lógica de que mientras no arregles las causas no van a desaparecer los síntomas. Creo que es de vital importancia darse cuenta de que el problema no es solo la angustia en si misma, sino también el problema que crea esa angustia. De la misma manera, si uno se cruza con un tigre y se asusta, el problema no es el miedo sino el tigre. Me resulta bastante incómodo ver como la gente se preocupa solo por la angustia en si misma (lo cual muchas veces significa una preocupación por guardar las apariencias) y no por lo que está generando ese sentimiento, es decir, por el verdadero problema. ¿No será que la persona esté viviendo una mentira o se tenga algún asunto emocional pendiente y la ansiedad sea un indicador de que las cosas no son como el piensa, que en realidad no se siente bien? ¿No es un gran error querer sencillamente tapar algo que te puede indicar la realidad de tu situación?

Este es un tema con el que me echo las manos a la cabeza, y no es que piensen así unos pocos sino que lo hace la mayoría de la sociedad, lo cual hay que decir que encaja  perfectamente con la propia naturaleza de la sociedad actual, basada más en la imagen que en la realidad. Claro, si uno piensa que su problema principal es la ansiedad y el resto  le da la razón pues poco se puede hacer. Y los primeros que "juegan" a esto son los psicólogos y  los psiquiatras, especialmente estos últimos, que se ponen a dar medicación a diestro y siniestro. ¿Y qué va a pensar una persona, ya insegura por definición, pues ese es en gran medida  parte del problema psicológico, si  incluso los profesionales de la salud mental entran en esa dinámica?.

 Respecto a la medicación, en principio no tengo nada en contra, creo que en determinadas situaciones, como psicosis graves o situaciones  particulares de urgencia, donde la persona se descontrola, puede ser muy útil, pero, para los casos más normales, que son la mayoría, no deja de ser una droga, un parche temporal que no resuelve los asuntos de fondo y que, si se usa demasiado tiempo sin necesidad, puede terminar haciendo que nos acomodemos o terminemos por creernos que no existe ningún problema, desconectándonos más aún de nuestra realidad. No podemos dejar de responsabilizarnos de nuestra propia vida delegando en la medicación. Todo el tema de depresiones endógenas (que se producen en el organismo al margen de los acontecimientos de la vida) y de los desequilibrios químicos en el cerebro me parecen falsos e irrelevantes. Aún existiendo desequilibrios químicos, ¿significa eso que estos no hayan sido causados por nuestra forma de vivir? ¿Acaso no se manifiesta todo lo que hacemos en el organismo?

Tampoco soy un experto, claro que los propios psiquiatras tampoco lo son, al menos no como lo es un cirujano en su especialidad o en general cualquier otro médico fuera de la rama de la psiquiatría, donde las enfermedades están claramente demostradas y no son frutos de unas definiciones arbitrarias. Pero, no siendo un experto, digo que, además de parecerme poco lógico y poco demostrado científicamente, me huele mucho a  chamusquina, me huele a no querer reconocer como son en realidad las cosas. Tampoco digo que los psiquiatras sean conscientes de lo que hacen, seguro que muchos tienen las mejores intenciones cometiendo esos, a mi juicio, errores. Tampoco es que no existan los problemas emocionales, de lo que me han acusado algunos, eso sería absurdo, más bien al contrario, digo que cuestiones como la ansiedad son solo la punta del iceberg.  De hecho, opino que los que creen que las fobias, la ansiedad o depresión son enfermedades en si mismas (dando a entender, directa o indirectamente, que sencillamente hay algo en el cerebro no funciona, que la "maquina está dañada") y que son el problema principal, son los que niegan la existencia de los problemas profundos, los que niegan todo ese "hielo que no ha salido a la superficie". Y, si un problema no se define bien, no se podrá resolver bien.

http://salud.facilisimo.com/foros/psicologia/ayuda-xfavor-mi-novio-sufre-ansiedad-no-se-que-hacer-ayudarme_203538.html