sábado, 27 de agosto de 2011

Prefiero obedecer órdenes externas que las mías propias

Detesto la autoimposición de una tarea. Casi prefiero obedecer órdenes externas que las mías propias, pues así, si lo que hago es una estupidez, no lo hago porque yo quiero. No tengo esa responsabilidad, nada peor que cargar con algo que ni querías hacer. En realidad, las órdenes, sean externas o internas, son ordenes, no son genuinas, no nacen de nuestro deseo o entendimiento, pero, las que interiorizamos (aquellas que no sabemos que nos han sido impuestas), no son solo órdenes sino que pensamos que no lo son, pensamos que son correctas, que "son lo que son" o, peor aún, no pensamos nada. En realidad, todas las órdenes son externas, en el sentido que no son decisiones propias, pero estas pueden interiorizarse o no. 

2 comentarios:

  1. No entendí mucho lo que quisiste decir pero eso de obedecer órdenes nunca se me ha dado, pero tengo que obedecer ya sea en el trabajo, en mi casa o donde me digan, pero siempre que me lo pidan de buen modo porque sino hasta ahí llegamos je.

    saludos.

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  2. jejej...si, puedo entender que no se entienda, quizás es algo abstracto y no concreto. Lo que quiero decir es el hacer cosas sin que nos las mandé nadie directamente pero que tampoco queremos hacer, es como una orden que ya nos la ponemos nosotros mismos. Por ejemplo, si uno se pone a hacer deporte para estar en forma pero en realidad es algo que a el no le interesa, lo hace porque ha interiorizado el mandato de "hay que estar delgado". En ese sentido, prefiero que sea franco y se admita que el estar delgado es una orden, no algo que elegimos voluntariamente.

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