miércoles, 12 de octubre de 2011

Tristeza y desfile militar

Hoy siento esa presión del "no soy nadie" encima mío. Debajo de eso, aunque me bombardeen pensamientos de "tienes que conseguir esto o lo otro",  lo que hay es tristeza.

Hoy, a las ocho de la mañana, después de no haber pegado ojo en toda la noche y con la intención de no dormirme ya a esa hora, y tratar así de poner el sueño en su sitio, me he bajado a Madrid, a ver desfile de las fuerzas armadas. Nunca lo había visto en directo y me daba curiosidad. Aunque tal vez fuese una forma de evasión o de participar en algo social, de  ese obligatorio, aunque no directamente, "tienes que hacer algo".

Mi tristeza ha hecho un paréntesis al empezar el jaleo del desfile. ¡Joder, menuda maquinaria!, ¡vaya tanques! Para eso soy como un niño. Todos los allí presentes, la parte más conservadora de España, estallaban de entusiasmo al ver pasar la primera linea de carros de combate. Me he preguntado si toda esa masa, embriagada por el poderío militar, sabría en realidad para que se utilizaban todos esos cañones. Si, impresiona y tal vez haya que estar preparado para defenderse de posibles ataques pero, ¿es bonito? ¿es digno de alabanza?

 El niño de mi lado le pregunta a su padre, "papa, ¿para que son esos cañones?", el padre, bonachón y sonriente, le contesta, "para disparar a los malos". Me han dado ganas de decirle "bueno, y a los no tan malos". Pero no lo he hecho.

Pero basta ya de desfiles militares, yo he venido aquí hablar de mi tristeza... Aunque ya se me ha ido, ya me he desconectado de mi mismo. ¡Maldito desfile! ¿Quien me manda distraerme con eso? ¿Acaso no es prioritario sacar esta pena que llevo dentro? ¿No es eso lo más importante? ¡Qué le den al desfile, estoy triste! A decir verdad, me he sentido de lo más solo allí, rodeado de familias aparentemente felices, aparentemente unidas por la patria. ¡Pues yo no me he sentido arropado! Me he sentido muy extraño. Y no he visto nada bonito, no he visto alegría. Fanatismo es lo que he visto, violencia disfrazada de "familias de bien" y de "amor a la patria".

Pero, ¿acaso buscaba allí algo de calor? Que ingenuo soy.

Ya me enfado, y no quería. ¡Pero si es que yo no quería ir allí, tampoco era de lo que quería haber hablado de eso aquí! Otra vez el "deber ser" por todos lados, un deber ser que ya no es ni deber ni nada, es pura estupidez.

¿Cuándo podré decir y hacer lo que realmente siento? ¿Acaso es pedir demasiado?


4 comentarios:

  1. Buena pregunta, al grano, como debe ser:). Antes que el porque creo que me molesta el propio hecho de tener dificultad para reconocer mi tristeza, para vivirla con naturalidad. Es la culpa por la propia tristeza. Pero, si me preguntas porque te diría que es por estar un poco defraudado con lo que veo, con mi familia, amigos, con el hecho de no ver cosas que me hagan sonreír de verdad, con el ver que todo es un circo de apariencias y a nadir parece importarle demasiado, con el verme aprisionado por algo que pienso habría que estar por encima, por no verme lo suficientemente fuerte para afrontar los sin sentidos A eso le pones un poco de soledad, sal y lo metes al horno 30 minutos y sale esta tristeza.

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  2. Pues, donde yo vivo no se celebra el día de la patria ni el día de la hispanidad. Aquí se celebra el 11 de septiembre, el día de la "diada nacional de Catalunya". Y,sé de lo que me hablas. Aguantar a tantos idiotas de la patria. Me da asco. Tantas obligaciones. Menos mal que desde el 11 de septiembre de 2001 tengo una buena excusa.

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  3. Yo me bajé por verlo... en realidad estaba hasta arriba de fachas (y yo, en vez de pelito a raya y jersey al cuello iba con mis barbas y mi sudadera... a mucha honra:))

    Claro, en Cataluña poca cosa de la hispanidad. En fin, es horrorosa tanta idolatría, fanatismo...

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