sábado, 1 de octubre de 2011

Y nada, que me sigo ilusionando

Hoy es uno de esos días que me he vuelto a ilusionar, ¡que trampa la ilusión!. Me he dado una vuelta por Madrid centro y ha sido una tarde agradable, me sentido bastante contento y tranquilo. Sin embargo, después me he ilusionado, me he puesto a hacerme pajas mentales; que si todo va ir bien, que si voy a llegar a ser esto o lo otro, que voy a encontrar una chica que vaya conmigo, que si voy a terminar de centrarme... Además, son ilusiones impuestas (¿no lo son todas?)  ¡Son los imperativos actuales!

 No es que me parezca mal encontrarme bien, no soy masoquista, pero ilusionarme, tratar de gozar ahora un  idealizado, diría incluso no deseado, "futuro mejor", me parece, en si mismo, un error. ¿Por qué no vivir las cosas como vienen y punto? Es que no me sienta nada bien, me hacen perder la serenidad, el realismo e incluso esa felicidad que momentáneamente he vivido.

Al escribir esto una voz me dice ( una voz no sonora... no me tachéis de loco, malditos): "hombre, ¿como eres así? Claro que si hay ilusiones sanas, ¿como vas a vivir sin ilusión?" Es posible, pero yo no las he encontrado. De todas maneras, ¿por qué ese empeño con la ilusión y los planes? ¿Tan malo es el presente? Cada día entiendo menos.


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