martes, 8 de noviembre de 2011

Sobre la atención

Me cuesta mantener la atención, suelo ir saltando de una cosa a otra sin terminar de centrarme en nada. Me cuesta mantenerla especialmente en cosas como, por ejemplo, un manual de instrucciones Se me hace imposible, me ponen nervioso. La sensación que tengo es de que me están contando algo que no me importa, que no es lo que quiero saber. Me exige una atención que no le puedo ofrecer, que no le quiero ofrecer.

Me ha surgido esta cuestión hoy al intentar ver un vídeo de Youtube sobre un tema que me interesa, o que creo que me interesa, pues si me cuesta mantener la atención eso me hace preguntarme si realmente me motiva, que me hace sospechar que tal vez  fuerzo el interés (¡Qué feo eso de forzar los gustos!). En realidad, el vídeo si creo que me interesa (al menos más que un manual de instrucciones). Trata de la comunicación no violenta desarrollada por Marshall Rosenberg, una cuestión qué me parece relevante y que da en el clavo con cuestiones que me parecen importantes. Sin embargo, hay algo que no me deja atender, como si no lo estuviese enfocando bien y tuviese algo más importante que abordar. Sí, esa es la sensación, diría que hay un conflicto en mi atención, un conflicto que parece indicarme que no estoy enfocándome a aquello que realmente requiere mi atención, que me estoy dejando algo

 Considero que la atención se dirige de manera natural hacia aquello qué es más importante para nosotros, o que consideramos más importante, y eso es algo que hay que respetar. Aún cuando nuestro interés esté basado en un error de comprensión, de creer que las cosas son de una manera que en realidad no son, hay que respetarlo, pues el interés, en si mismo, valioso. Dicho eso, también habrá que preguntarse porque nos interesa lo que nos interesa. Si uno no consigue centrar su atención hacía una cosa pienso que es porque realmente no le importa y, si es así, por algo será. En ese sentido, más que forzarse, habrá que entender que es aquello que realmente nos interesa y las razones por que estamos forzándonos a atender a otra cosa. Lo que nos interesa es lo que nos interesa y eso tendrá sus explicaciones, que, por otro lado, pienso tienen que ver en gran medida con nuestras necesidades. Vamos, que no se pueden imponer los intereses, no se puede imponer la atención.

En este aspecto, resulta interesante estas nuevas "enfermedades"como el déficit de atención y la hiperactividad. ¿Déficit de atención? Que una persona no quiera atender a lo que el profesor dice no tiene porque significar que el niño tenga un problema, bien puede significar que lo que le cuenta el profesor no le interese nada, que no tiene nada que ver con sus necesidades ni su cotidianidad. Eso me parece sin duda mucho más lógico, ¿qué le importa a un niño de once años, en su pleno despertar a la vida, la tabla periódica de los elementos o las conquistas de Napoleón? En realidad, si podrían ser temas de interés, pero si se presentan de una forma atractiva, que conecte con las necesidades del niño y donde se le explique el porqué eso le debería importar (un poco de pensamiento crítico, no borreguil, nunca está de más). Lo mismo si está "excesivamente activo", ¿cómo la plena energía de un niño se puede catalogar de enfermedad? ¿No será que necesita algo que realmente le motive en vez de estar escuchando un aburrido y descorazonador discurso? Y es que, repito, no se puede imponer lo que nos debe interesar.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo, a mi también me cuesta trabajo poner atención en cosas que me obligan je a hacer por ejemplo ir al cine a ver una película que no escogí o un libro que me impusieron, o cuando de pequeña iba a misa, siempre estaba pajareando.

    Es lo mismo con los niños, hay que saber como obtener su atención pero casi nadie lo logra.


    un saludo.

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